El 'Triumph', el gigantesco crucero con 4.229 pasajeros a bordo que había quedado varado en las costas de Yucatán por una avería causada por un incendio, ha llegado este viernes a Mobile (Alabama, EEUU) tras casi cinco días en el golfo de México sin propulsión a motor ni climatización, y con escasez de alimentos, retretes y corriente eléctrica.

La rotura de uno de los cables del remolcador principal, el viento, las corrientes y la estrechez del canal de entrada a la bahía de Mobile han hecho que la llegada del megacrucero se fuera retrasando, hasta las 23.30 hora local (3.30 GMT del viernes), informa Efe.

Ello ha dificultado aún más el desembarque, que ya de por sí se prometía complicado porque solo funcionaba un ascensor en todo el barco, de 14 plantas de altura, 275 metros de eslora y 100.000 toneladas de peso, y escaseaba la corriente eléctrica.

La operación de desembarco ha durado unas cinco horas, como había advertido previamente Terry Thornton, vicepresidente de Carnival, la mayor operadora mundial de cruceros y propietaria del 'Triumph', que se ha visto obligada a reservar habitaciones de hotel en Mobile, aunque sus planes iniciales eran trasladar a gran parte de los pasajeros a Nueva Orleans, a dos horas por carretera.

Condiciones incómodas

Según el testimonio de varios pasajeros, las condiciones eran cada vez más incómodas a bordo: solo funcionaban bien una veintena de retretes, prácticamente no había comida caliente y las colas para obtener avituallamiento podían prolongarse durante horas. Otros pasajeros han destacado, sin embargo, la calma con la que se lo tomaron gran parte de ellos y han asegurado que las quejas era sobre todo por el terrible olor en los pasillos y el mal estado de los alimentos por la falta de refrigeradores.

El que iba a ser un crucero caribeño de cuatro días se torció cuando el domingo un incendio en el cuarto de máquinas dejó sin propulsión al barco, que desde entonces se tuvo que mantener solo con ayuda de generadores auxiliares.

Evacuación descartada

La evacuación se descartó desde un principio por la complicación y peligrosidad de montar a miles de personas en botes salvavidas y embarcarlos a otro enorme crucero, azotado igualmente por el viento y las corrientes.

El Consejo Nacional de Seguridad en el Transporte de EEUU ha abierto una investigación y Carnival ha suspendido hasta el mes de abril los viajes previstos con este macrocrucero, que ya había tenido problemas técnicos previos.