Esencia del Castellón más castizo. Tanto de la ciudad como del club deportivo, ese legendario equipo que tiene su estadio en el corazón de la demarcación urbana de la gaiata de la calle Hermanos Vilafañé y adyacentes. La Guinea-Els Mestrets asoma su faz con personalidad propia, forjada con su origen a finales del siglo XIX, fruto de la expansión urbana que se da en Castellón en su fundamental paso de pueblo a ciudad, a capital de la provincia.

Con sus imágenes de devoción popular como el Cristo de Medinaceli, de la cofradía pasionista del mismo nombre, que realiza su salida procesional en la tarde-noche del Viernes Santo, en un ejercicio de piedad popular, verdadero objeto de culto de los vecinos y marca semanasantista de la parroquia de la Sagrada Familia y de su feligresía, en unas celebraciones que tienen el carácter de fiesta de interés turístico, por el añejo sabor de todas sus tradiciones.

Pero, también San Mateo, con misa y procesión en septiembre, dentro de las fiestas vecinales de La Guinea, y que reúne a los habitantes de un enclave que tiene muy claras sus señas de identidad.

Y así, a la luz de la gaiata 14, con el sugerente nombre de Castàlia, la de la antigua fuente que nombraba Estrabón en sus crónicas, y que dicen fue el primitivo Castellón en el compendio de las leyendas griegas, van surgiendo calles como las de Segorbe, Viver, Historiador Escolano, Peñagolosa, Cerdán de Tallada, Pedro III, Roger de Lauria, Nules, San Fernando, Cronista Rocafort, San Mateo, la ronda Vinatea...

Viales que introducen al paseante en un universo peculiar y diferente, costumbrista y amable, étnico y multirracial...

El Castellón de siempre, pero también el del nuevo milenio que surge con futuro y esperanza. La gaiata de la calle Hermanos Vilafañé, la tradición vestida de quimeras en un porvenir que resulta esperanzador.