Vila-real volvió a cumplir con una tradición que se remonta 400 años atrás: la procesión en honor a la Virgen del Carmen.

El colegio de los Carmelitas fue el punto de inicio del desfile religioso que recorrió las calles del barrio en medio de un clima de solemnidad. Tras este acto, se ofició la misa en el patio del centro, ya que la iglesia se queda siempre pequeña para albergar a los feligreses. Por este motivo, se habilitaron más de 500 sillas para dar cabida a la multitud de fieles. La localidad rindió honores a la patrona de los marineros en una de las celebraciones más arraigadas de la provincia, pese a hacerse en secano.

Los festejos se remontan al año 1592, justo cuando se instauró la orden de los Franciscanos en la ciudad. El novenario ha sido otra de las citas religiosas que se han llevado a cabo durante los últimos días. H