UN PROBLEMA ENQUISTADO EN LA PROVINCIA

Habla un inmigrante de Castellón: «Pagué 80 € a una mafia por una cita de extranjería tras meses de espera»

Un joven colombiano cuenta cómo tramitó su solicitud de asilo en Castellón, con un grave atasco y hasta un exjefe condenado por cobrar por agilizar el proceso

Un inmigrante de Castellón nos cuenta cómo compró una cita a una mafia para agilizar los trámites de extranjería.

Manolo Nebot

Llegó de Colombia en el 2022, huyendo de las bandas de narcotraficantes y extorsionadores que no tienen problema en mancharse las manos de sangre para lograr su objetivo. Su propio hermano fue asesinado y él, también víctima de chantajes y amenazas, se vio obligado, a sus 25 años, a huir de su país para sobrevivir y buscar una vida mejor. Ricardo (nombre ficticio para proteger su identidad) explica las dificultades a las que se ha enfrentado en Castellón para poder procesar la solicitud de asilo, un trámite que lleva años sujeto a polémicas debido a la falta de citas.

«Huí de Colombia por extorsiones y amenazas. Éramos empresarios y a mi hermano lo asesinaron»

RICARDO

— INMIGRANTE COLOMBIANO AFINCADO EN CASTELLÓN

Este periódico ha informado ampliamente en los últimos años sobre las largas esperas frente a la comisaría provincial de Policía Nacional --había quien hacía noche en la cola, en pleno invierno e incluso con niños--y también en la oficina de extranjería de la plaza Teodoro Izquierdo. La imposibilidad de lograr un turno para que los inmigrantes lleven a cabo sus trámites ha hecho aflorar mafias que se enriquecen ilícitamente haciendo negocio con una tramitación que deja mucho que desear y que, pese al plan de choque anunciado el pasado año por el Gobierno, sigue presentando deficiencias.

Para más inri, cabe recordar que un funcionario, exjefe de la oficina de extranjería de la comisaría provincial, fue condenado a seis meses de cárcel por recibir dinero y regalos a cambio de dar citas y agilizar trámites a inmigrantes.

Seis o siete horas de espera, al sol

«Yo estuve semanas intentando conseguir una cita. Pasábamos seis o siete horas al día al sol, en la fila. Te dicen que no puedes hacer más que entrar en la web e intentarlo una y otra vez. Yo lo hacía día y noche y, aún así, nunca la logré. Es desesperante querer regularizar tu situación, trabajar legalmente y que todo sean trabas», explica este colombiano afincado en la capital. Miembro de grupos de Whatsapp y redes sociales dirigidos a la comunidad latinoamericana acabó encontrando, al margen de la legalidad, la solución a su problema. «En ese tipo de plataformas son habituales los anuncios para comprar citas, es muy fácil ponerse en contacto con ellos. Ofrecen una carta de servicios como si fueran una empresa legal y tienen números de teléfono a los que escribes y contestan muy rápido», recuerda el confidente.

Un giro desde un locutorio

A Ricardo le pidieron 80 euros por conseguirle una cita para la solicitud de asilo. «Antes de hacer el pago, ya te envían un comprobante con el día y la hora de tu cita y todos tus datos. A continuación te piden que hagas el pago a través de un giro y yo lo hice desde un locutorio. El destinatorio era una mujer con una cuenta bancaria de Lituania. No quieren transferencias como tal porque se puede rastrear más», asegura.

La solicitud de asilo de este joven se realizó en comisaría sin incidentes. Recuerda que la Policía Nacional le preguntó si había pagado por ella. «¿Qué le vas a decir a un policía? Pues que no. Pero vamos, igual que yo puedo comprar una cita en cinco minutos, ellos también podrían meterse en esos grupos de Whatsapp y canales en redes sociales y atajar el problema», reflexiona el inmigrante.

Ricardo, ingeniero industrial de formación y empresario en su Colombia natal, se dedica ahora a realizar trabajos como electricista en Castellón. «Es duro tener que huir por tu seguridad y construirte una nueva vida. Tenemos muchas dificultades y la falta de medios favorece la aparición de las mafias», lamenta esta víctima. n

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