La historia de Sandra Alvarado Bazán es una de tantas historias de migrantes que han trabajado duro para llegar donde siempre han querido: "Estoy cumpliendo mi sueño". Llegó a España hace 27 años desde su Perú natal y ha luchado sin descanso hasta conseguir gestionar su propio bar, el Goliat, uno de los preferidos por los lectores de Mediterráneo y por los castellonenses para degustar una comida tan autóctona como la tortilla de patatas, conocida como tortilla española.

“Siempre he trabajado en cocina, pero cuando llegué no tenía ni idea de la cocina española, aunque para que me contrataran tenía que decir que sí sabía... Fui aprendiendo poco a poco y ahora lo sé hacer casi todo. Los clientes dicen que la fideuá por ejemplo me sale muy buena, pero también hago paella y prácticamente cualquier plato”, destaca Sandra, que prepara la friolera de ocho tortillas de patatas de diez huevos cada día. Este es sin duda uno de sus platos estrella.

“A la tortilla le pongo solo huevo y patata. Si me piden con cebolla también la puedo preparar, igual que también hago de atún, francesa, jamón o queso, pero la que más hago es la de patatas. También tiene mucho éxito el bacalao, que compro en un puesto del Mercado Central y sale buenísimo; hago una bandeja de esgarraet cada día. También me piden mucho el revuelto de ajetes, así como calamares, chipirones o croquetas… Lo hago todo al momento y es todo casero; no sé trabajar de otra forma”, reconoce esta apasionada de su trabajo.

Elvi, Sandra y Yami forman el equipazo que sirve cada día a cientos de castellonenses en el Bar Goliat. MANOLO NEBOT

Tanto le gusta lo que hace a Sandra que pese a la jornada maratoniana que firma a diario está “encantada con el trabajo. No me cuesta nada madrugar. Me levanto a las cuatro de la madrugada para empezar a cocinar las tapas y bajamos la persiana sobre las diez o hasta las once de la noche, pero me gusta tanto lo que hago que solo cojo tres días de vacaciones en verano. En agosto no podemos cerrar porque damos servicio a las oficinas y supermercados de la zona y no podemos hacerle eso a los clientes”.

En el bar, ubicado en la calle del Obispo Salinas, junto al antiguo recinto de Ferias y Mercados de la avenida del Mar, Sandra está acompañada por su consuegra Elvira y por su hija Yami. Abre de lunes a sábado a las 6.45 horas y pese a que prepara desayunos, comidas y cenas, no oculta que "lo fuerte son los almuerzos. A las 9.00 ya empiezan a pedirnos y no nos podemos quejar porque cada vez viene más gente”.

Los inicios de Sandra en España no fueron fáciles, aunque aprendió rápido en las cocinas de bares tan populares en Castellón como El Perrico o Rokelin. Cuando decidió gestionar su propio negocio, el Goliat, el comienzo no pudo ser tampoco más duro: “Lo cogimos en el año 2020 y a la semana lo cerraron todo por la pandemia. La suerte es que no tuve que pedir ningún préstamo porque me habría arruinado”. En la actualidad, eso sí, el bar ya cuenta “con una clientela muy buena y muy fija. Al principio de abrir me contentaba con 20 euros de beneficios, pero ahora por suerte ya es otra cosa”.

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