La mejor tortilla de patata de la provincia de Castellón la preparan en el bar Vicentín de Onda. Eso al menos es lo que aseguran los lectores de este periódico, que la votaron a miles en una reciente encuesta publicada en la web de Mediterráneo. Así que allí que nos fuimos a probar este exquisito y tradicional plato que hace las delicias de quien lo prueba.

¿Qué distingue a la tortilla del bar Vicentín de otras? Esto es lo que contesta Mari Carmen, cocinera y esposa del difunto Vicentín que da nombre a un bar que en la actualidad gestiona junto a sus hijos Vicente y Jorge, la tercera generación de un establecimiento que “está abierto mínimo desde 1956 porque hemos encontrado documentación que lo acredita. Nuestra tortilla no tiene nada de especial. No le pongo cebolla y la hago cuajada, a pesar de que a mí me gusta más cruda. Al final solo lleva patata, que uso monalisa o lavada, la pico un poco porque me gusta que se deshaga en la boca, y huevo”.

En el bar, conocido por ser uno de los templos del buen ‘esmorzar’ en la provincia, hay vida más allá de la tortilla de patata. “Lo más típico que tenemos son las brasas. Los bocadillos de secreto o solomillo son de los más pedidos”, admite Vicente, que confirma que la calidad en su establecimiento es innegociable: “Trabajamos diferente e intentamos ser diferentes, cuidar todos los detalles. Desde el pan, que lo acabamos de preparar en el horno, hasta la carne, que la hacemos al momento, pasando por el alioli, que lo preparamos en el mortero como toda la vida, o el carajillo que se hace cuando lo pide el cliente”.

Jorge (i) y Vicente (d), junto a su madre Mari Carmen, que ha trabajado los últimos 46 años en un bar que era anteriormente de sus suegros. GABRIEL UTIEL

El Vicentín, eso sí, no es un bar de pescado. “Aquí no encuentras sepia o rabas, tiramos más por la carne, que la pedimos al mismo carnicero de Onda, Raimundo Miralles, antes de que yo naciera”, confirma Vicente, que al igual que su hermano Jorge han “elegido trabajar en el bar porque podrían estar en otro sitio”, según su orgullosa madre Mari Carmen. El precio del almuerzo varía dependiendo de lo que se pida “porque no cuesta lo mismo una tortilla francesa que un solomillo”, pero bocadillo más refresco más café oscila entre los 7 y los 8,5 euros.

Luchando por la conciliación

Los dos hermanos mantienen la esencia de su abuelo Pedro en el bar, pero sí han cambiado algunas cosas. Entre ellas, los horarios: “Abrimos de lunes a viernes de 6.00 a 16.00. Preparamos desayunos, almuerzos y comidas. Mis padres trabajaban de cinco de la madrugada a 12 de la noche los siete días de la semana, y aunque al principio algunos clientes nos pedían que abriéramos los sábados, tenemos familia y queremos conciliar”, asume Vicente.

La tortilla de Mari Carmen en el bar Vicentín, toda una obra de arte. GABRIEL UTIEL

Mari Carmen, que ha perdido la cuenta de la cantidad de tortillas que ha preparado, pues ha trabajado en el bar sus últimos 46 años, destaca que pide “unas 60 docenas de huevos por semana. Ahora me cuesta un poco más dar la vuelta a la sartén grande cuando preparo la tortilla de 20 huevos, pero tengo mucha experiencia”. Desde luego, su buena mano en la cocina no puede negarla quien la conoce. 

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