Las intensas precipitaciones registradas en las últimas horas en Castellón han afectado de lleno a la recolección de la clemenules, la reina de la citricultura en Castellón. Y aunque en un principio la lluvia siempre es beneficiosa para el campo, la cantidad de agua caída puede acabar jugando una mala pasada a un sector que se enfrenta a una de las campañas más complejas de los últimos años.
Aunque todavía es pronto para realizar una valoración de los posibles daños, los agricultores dan por sentado que las precipitaciones no van a beneficiar en nada a la naranja. «Ha caído una gran cantidad de litros de agua, concentrados sobre todo en la comarca de la Plana Baixa, que dejan fincas hanegadas y, que en algunas zonas, pueden provocar la aparición hongos causantes del aguado de la fruta», cuenta Carles Peris, secretario general de la Unió Llauradora i Ramadera. Además, el granizo caído en algunas zonas de los términos de les Alqueries o Burriana, junto a la gran cantidad de lluvias, puede afectar a algunos cítricos y hacerlos inservibles desde el punto de vista comercial. «Es probable que haya fruta perjudicada, aunque no será hasta los próximos días cuando se pueda hacer una valoración de los daños», añade Peris, que apunta que, en el interior de la provincia, la lluvia sí será beneficiosa para los cultivos de secano y los pastos.
Por su parte, Víctor Viciedo, presidente de la Associació de Llauradors Independents de Vila- real (ALIV), considera que es posible que la lluvia acabe por afectar a la piel de la clemenules (debido al calor de las últimas semanas ya no presentaba las condiciones óptimas) y ahora podría reblandecerse. «Los daños en la piel suelen salir a los dos días de haber llovido, aunque es probable que el agua haya afectado», describe.
