Una costumbre extendida durante años en el Partido Popular fue la de designar a líderes por aclamación y no tocar las cúpulas más de lo estrictamente necesario. Así fue en Castellón mientras encadenaron mayorías absolutas con Carlos Fabra y Javier Moliner, y luego con Miguel Barrachina. Pero la moción de censura dejó a Mariano Rajoy fuera de la Moncloa, se pusieron urnas y las cosas no han vuelto a ser iguales con Pablo Casado como presidente de la formación.

Los militantes de la provincia han sido de los últimos en percatarse de los cambios de dinámica, y no son pocos los que dan por hecho que también se sentirá en el partido a nivel regional. El todavía presidente de los populares castellonenses, Miguel Barrachina, anunció que no iba a optar a la reelección, por lo que su trayectoria será de apenas cuatro años. La alcaldesa de Vall d’Alba, Marta Barrachina, le sucederá tras un periodo en el que llegaron a concurrir tres candidaturas, aunque finalmente renunciaron Carmina Ballester (alcaldesa de Onda) y Lluís Gandía (concejal de Vinaròs).

Aunque no habrá votación, se abre una nueva etapa. Algo que buscaba Génova con el fin de dinamizar al PP provincial en un momento en el que ya no son los únicos referentes de la derecha, y se quiere dar la sensación de que todos están unidos al proyecto de Casado, junto a su mano derecha, Teodoro García Egea. Precisamente este último podría ser el que respalde a Marta Barrachina el día de su proclamación, el 8 de mayo.

Nombres

Poco se sabe de los nombres que pueden entrar en el nuevo núcleo duro del PP provincial. Lo que parece probable es que el número dos sea afín a Barrachina. El alcalde de Peñíscola, Andrés Martínez por su experiencia en el partido; y el edil de Onda y diputado provincial Salvador Aguilella, pieza fundamental en la renuncia de Ballester, son dos nombres que suenan.

El apoyo de Salomé Pradas y Alberto Fabra podría ser recompensado con destinos en Madrid. Ambos ya están allí, pero ahora la primera sería la número uno al Congreso mientras que el exalcalde de Castelló y expresidente de la Generalitat optaría al Senado, pero ya sin la designación territorial que ahora ostenta. Mientras que Aguilella tendría un sitio reservado en la lista autonómica.

La llegada de Marta Barrachina a la presidencia del PP deja la incógnita sobre el futuro en la portavocía de la Diputación, ahora en manos de Vicent Sales. El posicionamiento de Sales a favor de la candidatura de Ballester puede apearle del atril en favor de Aguilella o la propia Barrachina, aunque algunas fuentes apuntan que podría seguir por su contrastada habilidad como parlamentario.  

Anticipo

El cambio en el PP de Castellón se antoja un anticipo del relevo que suena con fuerza a nivel autonómico. No son pocas las fuentes de Génova que señalan el deseo de que Isabel Bonig dé un paso al lado, y que sea el presidente de la Diputación de Alicante, Carlos Mazón, el que aspire a sucederla. El propio interesado no habla de ello pero se estaría moviendo para testear cómo está el partido y en Castellón tendría intención de concertar una comida con el que fuera todopoderoso Carlos Fabra, ahora fuera del PP pero cuyo papel con sus antiguos partidarios --incluido él-- ha sido importante en el cambio de rumbo que se dará en Castellón. 

Casado buscaría un revulsivo para recuperar el poder en la Comunitat, al creer que Bonig está amortizada. En otras circunstancias sería más difícil jugar esta partida, pero uno de los factores en contra de la hasta ahora presidenta regional es la falta de control de las organizaciones provinciales. Alicante está con Mazón, al que apoyan los antiguos zaplanistas. Las relaciones entre la provincia de Valencia y Bonig distan de ser fluidas, mientras que el cambio en Castellón parece ser un aviso a navegantes: ahora no es momento de confrontaciones ni votaciones. En Castellón apagaron los fuegos, y ahora miran cómo hacer lo mismo ante el cónclave regional.

Bonig no se da por vencida. Se reafirma en volver a presentarse, y anima a quien quiera hacer lo mismo, para que sean los militantes los que tengan la decisión. Le ha tomado la palabra el alcalde de Ayora, José Vicente Anaya. Y para que se enrede más la cosa detrás de su decisión está la sombra de Francisco Camps y sus partidarios 

Génova quiere que haya cambios pero no demasiados líos. Y eso implica tener una lista única. O Bonig se rinde, o Mazón se queda donde está, y evitaría el handicap de ser aspirante a presidir la Generalitat sin la visibilidad que le da ser parlamentario autonómico. La fecha no está aún fijada, pero el cónclave regional no llegaría más tarde del verano. Y la cita de Castellón es la que activa la cuenta atrás.