Los últimos datos del Portal Estadístico de la Generalitat valenciana señalan la llamativa, por baja, natalidad de El Alto Mijares. Esta comarca del interior de Castellón tiene la menor tasa bruta de toda la Comunitat, con un 4,64%, mientras que el resto de zonas de la provincia de Castellón oscilan entre el 6,25 del Alto Palancia y el 7,90% de La Plana Alta.

El Alto Mijares es la comarca donde menos nacimientos por cada mil habitantes se registraron en 2019, periodo de tiempo que abarcan los indicadores más recientes. También presenta la peor tasa global de fecundidad (nacimientos por cada mil mujeres en edad fértil), con 30,14%. Le sigue, por lo bajo, El Alto Palancia, con una evidente diferencia (6,25). En cambio, La Plana Alta (7,90), El Baix Maestrat (7,82) y La Plana Baixa (7,81), todas ellas en el litoral provincial, encabezan la tabla de la tasa bruta de natalidad. En cuanto a la de fecundidad, la lidera Els Ports con 37,66, seguido de El Baix Maestrat, con 37,47.

La provincia ha ganado población (586.907, 1.317 más en el último año), pero por lo general, y como señala Javier Soriano, doctor en Geografía e Historia y profesor de la Universitat Jaume I, «las zonas de montaña son deficitarias en el apartado demográfico». Esto es debido a «décadas de éxodo rural motivado por las mayores oportunidades económicas y laborales existentes en las ciudades, reforzado además por una política territorial absolutamente errónea de todos los gobiernos». Estas políticas equivocadas abarcan el cierre de colegios, centros de salud y cuarteles de la Guardia Civil, así como la progresiva centralización de la Guardería Forestal, entre otras. «Poca natalidad puede haber en comarcas castigadas por el éxodo rural y el envejecimiento, porque hay pocas mujeres en edad de procrear, poca población joven, pocos servicios, accesibilidad dependiente del vehículo privado casi en exclusiva...», desgrana Soriano. «Difícil, con este panorama, tener hijos», explica.

Con todo, el dato de El Alto Mijares es sensiblemente peor que el que registran otras comarcas del interior castellonense. También en cuanto a la tasa bruta de mortalidad (el número de fallecimientos cada mil habitantes), que se eleva hasta los 19.06, en contraste con los 8,45 de La Plana Alta, y por encima de los 11,28 de L’Alcalatén, los 12,88 de El Alto Mijares, los 16,25 de l’Alt Maestrat o los 14,94 de Els Ports. ¿El motivo? «En esta comarca se añade otro factor, y es que es la que primero se despuebla, la que lo hace de una forma más acelerada y, por tanto, la que más tiempo arrastra los problemas que genera esta situación», indica Javier Soriano.

Factores

Otra particularidad de El Alto Palancia es que los municipios son pequeños y numerosos. El más poblado es Montanejos, que apenas supera los 500 habitantes, lejos de los casi 3.000 que tienen otras poblaciones del interior como Morella o Vilafranca. «No hay una gran capital comarcal que pueda haber frenado los efectos de la sangría demográfica y fomentar la natalidad, con lo que todavía es más difícil tener hijos», añade Soriano. «No nacen niños porque hay poca población, pocas mujeres y porque hemos abocado a esos territorios a una cruda realidad», remata.

¿Y el futuro? «Son municipios que no renovarán su población. El futuro de muchos será convertirse en lugares de veraneo, fin de semana y vacaciones de Navidad y Pascua, si la tendencia no cambia radicalmente. Nuestro medio rural va camino de convertirse en una especie de parque temático o recreativo residencial por temporadas», lamenta el profesor de la UJI. Como «único dato positivo», la esperanza de vida es ligeramente más alta que en las ciudades: «Calidad de vida, por tanto, tienen».