Entrar en casa y no tener a alguien a quien saludar no significa sentirse solo, pero sí refleja el cambio que desde hace años se ha estado cocinando de puertas para dentro en las viviendas de Castellón. Cada vez más personas viven sin compañía y en la provincia los hogares unipersonales ya son 61.000, un millar más que hace un año. Y subiendo. En el 2001, este tipo de hogares ascendían a 37.392, el 20% del total. En el 2019 ya eran 60.000 y ahora la cifra ya supone el 26,3%, según los datos que acaba de publicar el Instituto Nacional de Estadística (INE). Además, a la par que crecen los unipersonales, se consolida la reducción del tamaño del hogar. Si hace medio siglo el número medio era de 4 personas, ahora es de 2,5.

Los unipersonales son la segunda modalidad de hogar más extendida en Castellón (la primera sigue siendo el núcleo familiar tradicional, compuesto por una pareja y sus hijos) y para la mayoría de demógrafos la explicación radica en una combinación de baja fecundidad, un incremento de las separaciones y divorcios y la mayor esperanza de vida. 

Aunque con el paso de los años el perfil de la persona que vive sola se ha diversificado mucho, el grueso siguen siendo mujeres mayores de 65 años, la mayoría viudas o separadas. De hecho, de las 61.000 personas que viven solas en Castellón, 25.200 (el 41,3%) tiene más de 65 años y, de esa cifra, un total de 17.800 son mujeres. 

El incremento de la esperanza de vida influye, pero hay un cuarto factor que explica el alza de los hogares en los que vive una sola persona. Se trata del fenómeno de los singles y en la provincia ya se contabilizan 22.100 hogares unipersonales formados por menores de 65 años solteros, un potente colectivo que está despertando el interés de las empresas. Lo llamativo es que casi 15.000 de los solteros de menos de 65 años son hombres y solo 7.200 son mujeres. Y otro apunte más. En casi 12.000 hogares unipersonales vive una persona separada o divorciada.

 La soledad se instala cada vez más en los hogares de Castellón, y las viviendas en que conviven una pareja con algún hijo se hacen cada vez más pequeñas. Un total de 80.800 hogares de la provincia está compuesto por una pareja con hijos y el perfil mayoritario es el de un solo hijo. En 40.800 (el 50,49%) habitan un matrimonio con un solo descendiente a su cargo, mientras que en otras 33.700 el esquema es el de una pareja con dos hijos bajo su responsabilidad.

Detrás del reinado del hijo único (las familias con tres o más miembros solo son 6.300) está el descenso en picado de la natalidad. La tasa bruta de natalidad fijó el año pasado su mínimo desde que se empezaron a contabilizar datos en 1975, con 8,9 nacidos por cada 1.000 habitantes. Hace 40 años era de 17,6 bebés, con lo que se ha reducido a más de la mitad. Y la tendencia continúa también este año: en los meses de enero y febrero han nacido en la provincia 168 bebés menos que en los mismos meses del 2020.