Leonardo da Vinci fue el vivo ejemplo de la polimatía, al ejercer durante su prolífica vida como pintor, anatomista, arquitecto, paleontólogo, botánico, científico, escritor, escultor, filósofo, ingeniero, inventor, músico, poeta y urbanista. Casi nada. Alejandro Cortell, cardiólogo del Hospital de Provincial, no cuenta con tantas aficiones como el genio italiano, pero sigue sus pasos al ejercer con éxito como doctor en el centro sanitario y comenzar con no menos éxito su carrera como escritor.

Su primera obra ha sido ‘Senderos de Iberia’, donde este valenciano con orígenes en la población castellonense de Cervera del Maestre, municipio de su madre, donde presentó precisamente el citado libro. “Allí tenemos casa y vamos con bastante regularidad pues allí pasé mi infancia”, reconoce. De hecho, los vínculos con la provincia se dejan ver también en su novela: “Es un poco homenaje al Baix Maestrat, pues está ambientada desde el norte de Castellón hasta Llíria en un recorrido del protagonista, en el que se encuentra con distintos personajes que relatan situaciones del siglo IV a. C.”.

Este cardiólogo admite que es “amante de la historia” y se apasionó por la época íbera “en la visita a Olocau. Fui allí por casualidad, pero me fui interesando por el tema hasta que escribí el libro tras documentarme durante mucho tiempo”.

Considera Cortell que en esta novela histórica “se homenajean a todos esos poblados un poco olvidados y eclipsados por otras épocas posteriores”. Los resultados de la obra no se han hecho esperar, pues consiguió ser finalista en el Premio Hispania de novela histórica. “La acogida ha sido buena, aunque por la pandemia apenas he podido presentarlo, ni acudir a ferias. Ha sido un año complicado”, asume el cardiólogo, que habla con conocimiento de causa al luchar contra el coronavirus en el Hospital Provincial.

Cuestionado sobre la repercusión del covid-19 de haberse presentado en la época íbera, Cortell afirma que “hubiera sido peor que la romanización, que al final trajo muchas cosas buenas, pero arrasó con la cultura íbera”. Este libro, de hecho, intenta “recuperar esas señas de identidad en un territorio que conocemos perfectamente”, pues aparecen municipios como Cervera del Maestre, Les Coves de Vinromà, Peñíscola, Sant Mateu o el Puig de la Nau, unas ruinas íberas ubicadas en la antigua Benicarló.

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