La jornada de San Juan da la primera señal, pero no es hasta la finalización del curso escolar y la fecha del 30 de junio cuando empieza la temporada alta vacacional. Al menos, esa era la tradición hasta la llegada de la pandemia. Las diferentes modalidades del sector turístico de Castellón ya ofrecen unos primeros números sobre lo que ocurrirá este julio, con un optimismo moderado y un amplio sentimiento de reactivación.

Los empresarios hoteleros mencionan que las ocupaciones «serán muy parecidas a las del año anterior, entre el 70 y 80%», comentan desde la patronal autonómica Hosbec. Pero con una salvedad: Castellón no superó entonces el 60% de plazas abiertas «y en esta ocasión las aperturas serán casi totales», añaden. Con unos porcentajes parecidos, habrá más visitantes. Hasta un 40% extra.

Francisco Ribera es el presidente de Agretur, la asociación que agrupa a los empresarios de Peñíscola, y afirma que en el inminente julio «llegaremos a ocupaciones muy similares a las de cualquier verano normal». La principal incertidumbre «puede que venga en los establecimientos de mayor tamaño, que deben controlar el aforo en sus zonas de restauración, por lo que de momento no estarán en condiciones de superar el 80% de todas las plazas disponibles», destaca Ribera. 

Anticipación

Otro rasgo de vuelta a las costumbres tiene que ver con la anticipación de las reservas. Si en el 2020 hubo que adaptarse a las últimas horas, en esta ocasión hay más previsión. «Los precios medios también son superiores», puntualizan desde Hosbec. Respecto a la procedencia, «Castellón volverá a demostrar su fortaleza entre el turismo nacional y las cosas irán razonablemente bien hasta finales de agosto, pero otra cosa será cuando se acabe el verano». Tal y como ya explicaron en Mediterráneo fuentes del sector el pasado viernes, hay que potenciar incentivos para alargar la temporada y garantizar que el nuevo programa del Imserso esté listo en octubre, que es la fecha anunciada por parte del Gobierno.

Si en el 2020, las estancias medias fueron muy cortas y la escapada del fin de semana estuvo a la orden del día incluso en pleno agosto, el presidente de Agretur desgrana que las reservas «muestran una media de 4,7 días por reserva, lo cual es muy positivo».

Apartamentos

La modalidad del alquiler de apartamentos turísticos también nota la reanimación . Álex Segarra, desde Orange Costa, comenta las previsiones de la demanda: «Estarán sobre el 20-25% por encima del pasado año» y espera que julio culmine «con más del 80% de ocupación». Unos números recogidos en los tres destinos en los que operan: Benicàssim, Peñíscola y Alcossebre. Pese a las cifras, establece algunas variantes. «La pandemia nos ha hecho más flexibles en políticas de cancelación y también se ha reducido el mínimo de noches de reserva», detalla. De este modo, «no es extraño que de siete noches se pase a cuatro o incluso a tres».

Otro cambio tiene que ver con la ausencia de grandes eventos musicales. «En Benicàssim no tenemos tantas reservas de británicos ni de tan jóvenes», puntualiza, por lo que ahora hay predominio de españoles, si bien «en Peñíscola ha habido más llamadas de personas de Francia para tener fechas».

Además de la labor de las agencias, las contrataciones a través de plataformas han tenido un repunte tras un verano del 2020 que para muchos fue casi en blanco.

Cámpings

El presidente de la asociación provincial de cámpings, José María López, apeló al «optimismo» ante este verano, y proyectó una ocupación media en julio «del 50 al 60%, para dar paso a un 70-80% en agosto». Como en los años anteriores al coronavirus, afirma que en pleno verano la clientela «es nacional en más del 90%, mientras que en la temporada media, en septiembre, los porcentajes cambian y más del 80% son extranjeros». También se ha notado una disminución de la estancia media, a la espera de que aumente en el tramo de agosto.