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ECONOMÍA

Castellón busca trabajadores para cubrir 4.000 vacantes de empleo

Construcción, transporte u hostelería se quedan sin cantera y reclaman mejoras en la formación

La construcción estima que necesita unos 2.500 trabajadores en Castellón

Son oficios de toda la vida y todos tienen el mismo problema. Fontaneros, albañiles, mecánicos, camioneros, carpinteros, collidors... las profesiones tradicionales, las de mono azul, se quedan sin relevo generacional en Castellón y esto está causando un importante quebradero de cabeza a empresas de sectores como el transporte, la construcción, la agricultura o la hostelería que llevan semanas avisando que no encuentran profesionales dispuestos subirse a un andamio, servir mesas en un restaurante o recoger naranjas.

Pocas veces como hasta ahora, en plena recuperación económica tras la pandemia, se había registrado en Castellón una escasez de trabajadores de esta magnitud. El sector del transporte, tal y como publicó Mediterráneo, tiene 500 vacantes de empleo, la construcción necesita un mínimo de 2.500 profesionales... y así hasta sumar 4.000 puestos de trabajo que nadie quiere cubrir, según cálculos realizados a partir de las estimaciones de las principales empresas de trabajo temporal (ETT) que operan en la provincia y de las patronales de los sectores más afectados por la falta de mano de obra.

Quienes se ocupan a diario de recoger las ofertas de empleo de los empresarios y buscar candidatos aseguran que hay profesiones con mucha demanda y con cero candidatos. «Los especialistas en oficios cada vez son más escasos y en algunas profesiones incluso nulos», asegura Pilar Trilles, delegada de la ETT Adecco en Castellón. Y entre esos oficios cita electricistas, mecánicos, electromecánicos, carpinteros, fontaneros, montadores, albañiles, torneros, y fresadores. «Los estudiantes han ido perdiendo interés en formarse en oficios y tampoco hay iniciativas para motivar y formar a colectivos en este ámbito, por lo que hay una insuficiencia de profesionales en todos los sectores», dice.

Aunque cada sector es un mundo (los sindicatos insisten, por ejemplo, en que si la hostelería no encuentra mano de obra es porque ofrece contratos temporales y con salarios bajos), detrás del déficit de camioneros, albañiles o fontaneros hay un denominador común: la falta de relevo generacional. Los profesionales de toda la vida se van jubilando y los jóvenes miran hacia otros sectores, mucho más atractivos tanto desde el punto de vista laboral como económico. « El de albañil, por ejemplo, es un oficio duro y las empresas no pueden asumir salarios de 2.500 o 3.000 euros al mes porque sería totalmente inviable», reflexiona Ramón Arenós, empresario y miembro de la junta directiva de la asociación de empresarios de la construcción de Castellón (Apecc).

¿Me prestas un electricista?

En la provincia hay escasez de albañiles (según el convenio del sector un peón de obra, la escala más básica, percibe unos 1.500 euros al mes), pero contratar a un fontanero o un electricista también es misión imposible. «Con la recuperación económica hay empresas que quieren ampliar plantilla o cubrir bajas por jubilación y sencillamente no pueden hacerlo porque no encuentran personal», explica José Luis Domingo, secretario de la asociación provincial de instaladores eléctricos (Aiecs), una entidad con 300 empresas asociadas. 

Para suplir la falta de profesionales, en sectores como el de la construcción reina la solidaridad. «Como prácticamente todas las empresas del ramo tiene el mismo problema, lo que hacen es ayudarse y prestarse profesionales para poder cumplir con los proyectos que cada una tiene en marcha», describe Domingo. 

En el debate abierto sobre la escasez de mano de obra trascienden los salarios, las condiciones laborales, la formación profesional y también las aspiraciones de los jóvenes, aunque para los empresarios una de las claves es la desconexión que existe entre la oferta formativa y la empresa. «El joven que estudia electricidad tiene el futuro asegurado. El problema es que de la Formación Profesional salen pocos jóvenes y, los que lo hacen, prefieren trabajar en grandes compañías de sectores como el azulejero o el químico, mientras que las pequeñas y medianas empresas eléctricas no encuentran relevo», añade.

Trabajos en B

 La oferta formativa no se acaba de adaptar a las necesidades de las empresas, y otro problema sin resolver es la cantidad de trabajadores que operan en la economía sumergida. «En actividades como la construcción, que a raíz de la crisis del 2008 destruyó decenas de empleo, hay mucha gente que prefiere trabajar en negro y seguir cobrando una ayuda antes que formar parte de la plantilla de una empresa. Y esa es otra explicación a la falta de profesionales », asegura Arenós.

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