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Estos tres ucranianos no pueden volver a su país y se refugian en el Grau.

el testimonio de los que buscan refugio

Ucranianos huidos: «Pedimos asilo en Castellón»

Una amiga les acoge en su casa del Grau, mientras ellos sufren por el futuro de sus familias y de todo su país

Estos tres jóvenes ucranianos jamás pensaron cuando hicieron la maletas para disfrutar de unos días en Viena que no podrían regresar a su país. Al igual que la mayoría de sus compatriotas la guerra no entraba en sus planes, unos bombardeos que empezaron un día después de coger el vuelo. Ante la angustia por todo lo acontecido decidieron buscar refugio en casa de una amiga suya, Olga Gargach, que lleva años viviendo en el Grau y quien se ha convertido en su ángel de la guardia. Su objetivo es «pedir asilo».

Roman Savchuk tiene 23 años y ya tuvo que huir anteriormente de Crimea por la anexión de Rusia, tras una intervención militar. «Me siento muy deprimido, roto y también culpable por estar ahora en Castellón mientras que mis amigos y la gente más querida pasan días y noches intentando salvarse». «Quiero que Ucrania siga siendo un país independiente, espero volver a ver pronto a mi familia». 

«Me siento roto y culpable por estar ahora en Castellón mientras que allí intentan salvarse»

Los tres jóvenes ucranianos con su amiga Olga en la concentración de Castelló.

Uliana Mamedova tiene 31 años y vive en Kiev. «Quiero volver a mi casa para estar con mi familia ahora mismo y no a tanta distancia, pero no puedo. No puedo dormir, no tengo hambre. Voté a Zelensky porque quiero seguir viviendo en un país soberano e independiente», afirma con tristeza.

«Quiero volver a mi casa para estar con mi familia y no a tanta distancia, pero la guerra no me deja»

Lyudmyla Izetova tiene 33 años y ya sabe lo que es la represión rusa. Nació en Donetsk, donde vivió hasta la guerra del 2014 cuando fue obligada a mudarse a Kiev. «Siento que tengo el síndrome del sobreviviente por estar aquí y tener a mis padres y a todos mis familiares en peligro. Mi padre está en Mariupol, mi madre con mi hermano en Kiev. Lloro sin parar, no duermo y tengo miedo de escribirles a mis padres por si no me vuelven a contestar».

«Lloro sin parar, no duermo y tengo miedo de escribirles a mis padres por si no me contestan»

«Necesitamos que se facilite el proceso del envío de ayuda humanitaria y económico. Ucrania ahora está salvando al resto de Europa de la agresión de parte del Gobierno ruso a costa de la vida de sus ciudadanos. En el peor de los casos, si Putin nos vuelve a robar nuestra tierra, yo no tendré donde volver ni podría vivir en otro estado que él formase», señala.

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