La historia se repite, aunque en esta ocasión, por las circunstancias que han caracterizado a este caso, el final ha sido especialmente cruel. Tanca, la podenco que llevaba fugada desde el pasado mes de marzo y que una legión de voluntarios estaba buscando, ha muerto atropellada en algún punto de la carretera que une Azuébar con Soneja. Sucedió en la tarde del domingo. El Grupo de Rescate y Adopciones de Castellón, que había estado tratando de ponerla a salvo durante todo este tiempo, recibió la confirmación de su fallecimiento por la lectura del chip.

En una cuneta, así ha acabado sus días un animal al que las voluntarias de GRA quisieron dar una buena vida a través de la adopción. En marzo se instaló con la que iba a ser su nueva familia, después de haber sido vacunada y registrada por la organización animalista, pero un día se escapó y ahí comenzó su triste odisea.

Tanca no se fiaba de la gente. Era asustadiza y se escabullía con facilidad, hasta el punto de que, a pesar de haber sido avistada en numerosas ocasiones entre Alto Palancia y Plana Baixa, nadie en cuatro meses había podido retenerla. Desde hace algún tiempo parecía que se había estabilizado en el entorno del término municipal de Soneja, donde voluntarios habían instalado agua y comida en varias ocasiones, para después instalar una jaula con la que poder atraparla. De hecho, justo ayer Mediterráneo se hacía eco de una denuncia pública de GRA en la que informaban de que habían estado boicoteando sus intentos de capturarla, volcando los cubos de agua y comida.

40 personas tras Tanca

Quienes llevaban preocupándose por Tanca desde marzo se temían este final. En el grupo de mensajería que habían abierto para gestionar los avisos no dejaba de comentarse lo peligroso que era que andara deambulando sin un punto de referencia concreto. Muchas veces habían informado de que la veían en alguna carretera. Y al final, sus temores se han visto dramáticamente justificados.

Cada vez que alguien notificaba o enviaba una foto alertando de que podía ser Tanca, alguna persona mostraba su predisposición a ir a buscarla. Casi 40 personas le seguían la pista. Todas ellas lamentan ahora su muerte que creen que se podría haber evitado, aunque la perra lo puso muy difícil.

Ese es el trágico final de muchos animales abandonados o perdidos. El relato de Tanca es el de tantos perros que merecían una segunda oportunidad, la que se esforzaron por darle en este caso de GRA, pero que ahora ya no será posible.