El Periódico Mediterráneo

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Entrevista del domingo Constan Amurrio Decano del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes de la Comunitat Valenciana.

«Combatiendo la despoblación se lucha también contra los incendios»

Los ingenieros de montes aportan sus claves ante los incendios y cómo se debe actuar para que este drama no se repita

Constan Amurrio, decano del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes de la Comunitat Valenciana. Mediterráneo

El máximo representante de los ingenieros de montes de Castellón, Valencia y Alicante, el decano del colegio oficial de esta profesión en la Comunitat Valenciana, Constan Amurrio, tiene claro que el abandono progresivo de la actividad agraria en los montes es uno de los factores clave para la proliferación de incendios cada vez más graves, por lo que, opina, la lucha contra la despoblación lo es también contra el fuego.

En los últimos días se está viviendo una auténtica pesadilla en la Comunitat Valenciana. El fuego ha devorado miles de hectáreas en Alicante y en la comarca del Alto Palancia, obligando a desalojar a decenas de personas y arrasando todo lo que encuentra a su paso. ¿Era predecible?

Más que predecible, es esperable. Antes o después tenía que ocurrir. El fuego no es un elemento ajeno a los montes mediterráneos, pero la forma en la que ahora queman no se conocía en tiempos recientes. Se está dando una combinación de factores que está haciendo que la situación sea especialmente grave: unos años pasados con pocos incendios, una primavera especialmente lluviosa, un verano seco y con continuidad de olas de calor y puntos de ignición generados por rayos. 

¿Considera que lo peor ha pasado o quedan por delante muchas jornadas con riesgo máximo?

En la segunda mitad de agosto suelen aparecer en nuestro territorio las tormentas de verano, que sin duda deberían ayudar a mejorar la situación actual. No obstante, por el estrés hídrico acumulado y por la irregularidad de esas precipitaciones, es posible que la situación de riesgo se siga manteniendo en amplias zonas de nuestro territorio. Una muestra de ello es la reactivación del incendio de Bejís que se produjo el jueves. 

¿Qué factores hay detrás de un gran incendio forestal? 

Se dan varias circunstancias: una situación meteorológica adversa, una vegetación estresada tras semanas o meses sin precipitaciones y una gran continuidad de vegetación. Hay también factores intrínsecos, como nuestra orografía. Por supuesto hace falta que se dé un punto de ignición, que a veces puede ser natural (rayo) pero mayoritariamente se debe al factor humano, especialmente por negligencia. En realidad, un incendio es la punta del iceberg de un problema mayor. Subyace el abandono rural y la desaparición de los usos tradicionales, una sociedad que se beneficia de los ecosistemas forestales pero que vive de espaldas a ellos. 

¿Al combatir la despoblación se combaten también los incendios?

Sin duda. El desafío está en desarrollar actividad económica que permita aprovechar bajo esquemas de gestión forestal sostenible los recursos disponibles. Un territorio rentable es más difícil que acabe quemándose. Esas actividades, incluyendo otras relacionadas como la ganadería extensiva, son además las que ayudan a mantener el paisaje en mosaico, muy adecuado en la prevención de incendios. También sería necesario reflexionar sobre la política de protección de espacios naturales protegidos que se hace en España. En ella frecuentemente se ha obviado el factor humano o se ha dificultado el desarrollo de las actividades, lo que a su vez ha generado en múltiples casos un efecto puntilla sobre la despoblación. 

¿Cómo se explica que cada vez haya más fuegos, más voraces y más difíciles de apagar? 

En los países desarrollados se ha producido durante las últimas décadas un proceso de abandono del mundo rural que ha supuesto un cambio de paradigma. Esto a su vez ha llevado a cambios en la distribución y en el crecimiento de los ecosistemas forestales. En nuestra Comunitat los bosques han crecido tanto en superficie como en existencias (cantidad de recursos por unidad de superficie). Este crecimiento se ha hecho frecuentemente en detrimento de la superficie agrícola marginal de montaña. El paisaje en mosaico, en el que se intercalan diferentes usos, se ha ido desdibujando a favor de lo forestal, lo que a su vez ha llevado a una mayor homogeneidad y continuidad de combustible. En caso de producirse un incendio, esas zonas generan incendios de mayor intensidad, más difíciles de apagar por desarrollar unas características que no pueden ser abordadas por los dispositivos de extinción. El cambio climático viene a complicar aún más una situación ya deficiente. 

Hace muy pocas semanas, cuando empezaron a proliferar los mega-incendios en España, el Colegio Oficial de Ingenieros de Montes abogó por empezar a cambiar los paradigmas y reclamó más gestión forestal y rural. ¿Qué significa exactamente esto?  

El peso de la inversión en extinción respecto a la prevención está desequilibrado. Frente a los aproximadamente 1.000 millones de euros que se destinan a la extinción de incendios cada año en España, apenas 300 son para la gestión de los bosques. Es necesario trasladar más recursos hacia la prevención, sobre todo hacia la gestión forestal (silvicultura preventiva). Se trata de intentar que el paciente no se ponga enfermo, no de curarlo cuando ya lo está. La administración valenciana debe ponerse las pilas no sólo en mejorar la inversión en prevención sino también en garantizar que la carga burocrática no impida su desarrollo. No es posible que sólo nos acordemos de los montes cuando se están quemando. 

También son ustedes partidarios de extraer la biomasa de los bosques, aunque hay colectivos que se resisten a hacerlo. 

La madera es el material renovable por excelencia. Dentro de las posibilidades de productividad de nuestros ecosistemas, la biomasa es una posibilidad como fuente de calor y de energía en entornos cercanos a los puntos de consumo. El hecho de que cortar árboles reduzca su cantidad es una falacia. Afortunadamente en nuestro país contamos con múltiples ejemplos de montes ordenados y aprovechados durante décadas en los que el recurso ha ido aumentado y se encuentra en un excelente estado. Adicionalmente, se tendría que potenciar el consumo de madera en sectores como la construcción, embalaje, textil, química o energía frente a los basados en materias primas no renovables. 

La superficie forestal en España ronda los 28 millones de hectáreas (más de la mitad del territorio) y se estima que más de 20 son de titularidad privada, una proporción que en Castellón es muy similar. ¿Cómo se hace gestión forestal en montes privados?

Efectivamente, la estructura de la propiedad y su indefinición no ayudan a la gestión forestal. Es muy importante el asociacionismo y la creación de agrupaciones de propietarios que permitan conseguir unas unidades mínimas de gestión en las que se minimicen los costes fijos. Además, se deben fomentar modelos de gestión y procesos administrativos adaptados a las características de la propiedad. La administración tiene la responsabilidad de optimizar las subvenciones para mejorar la gestión en fincas privadas, y de simplificar el marco normativo. En países y comunidades autónomas vecinas hay casos de éxito, como el Centre de la Propietat Forestal, largamente exigido aquí pero nunca desarrollado. 

¿Cuánto tiempo tarda en regenerarse un monte arrasado?

Depende de muchos factores (especie, estación, estado de la masa forestal quemada, intensidad del fuego, etc.). En zonas quemadas con incendios de superficie (el fuego pasa por debajo de las copas, quemando los estratos herbáceos y/o arbustivos), en pocos años, incluso una década, puede no haber prácticamente signos del paso del fuego. En otras circunstancias, como en fuegos de copas de alta intensidad, el efecto puede permanecer varias décadas. 

¿Qué papel juegan los ingenieros forestales en la prevención?

Desde hace más de siglo y medio son los profesionales que se han encargado de nuestros montes. En la planificación de la prevención de incendios hace falta un enfoque técnico que vaya más allá de los lo administrativo, que trabaje a nivel de macizo forestal y aplique el máximo nivel de desarrollo disponible de la ciencia y técnica forestal en beneficio del diseño de infraestructuras de prevención integradas y eficaces. Dicho enfoque sólo puede ser llevado a cabo por profesionales cualificados, los ingenieros de montes y los ingenieros técnicos forestales. 

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