"Bejís era verde y ahora todo es negro", lamenta entre sollozos Herminia, propietaria del Bar Tren-Pita del centro de la localidad. "Este pueblo era conocido por su naturaleza y es desgarrador verlo así, negro y seco. Es un golpe muy grande para todos nosotros", asegura esta vecina del municipio epicentro del incendio forestal más devastador en la historia de Castellón.
Durante estos días se ha alojado con el resto de su familia, en casa de parientes. Hasta el martes a mediodía, Herminia daba de comer literalmente a los trabajadores destinados a apagar el fuego.
Tuvo 20 minutos para salir y dejar su sustento de vida. Al volver cuatro días después, se lo ha encontrado lleno de cenizas. Mientras su hijo baña con agua la entrada del bar, Herminia barre el interior entre sollozos.
Los niños y niñas fueron algunos de los que más se alegraron de volver. Los juegos volvieron a la plaza del pueblo. "Adriana no se ha enterado de casi nada. Hemos intentado distraerla con juegos, aunque hubo un momento que tenía miedo", narra Olga, una vecina de Bejís que tuvo que quedarse en Segorbe junto a su familia en casa de unos amigos.
"Es muy frustrante ver esto así", asegura Olga mientras las cenizas se arremolinan sobre la calzada.
