TENDENCIA A LA BAJA

Explota el ‘boom’ de la algarroba: de valer 2,26 euros el kilo a cobrar apenas 0,47

Los agricultores siguen viendo futuro a la ‘garrofa’ y prevén que quede situada cerca de los 0,70 €

Mucha gente se lanzó a plantar algarrobos por el aumento, pero no dan fruto hasta los siete años

Un agricultor se dirige hacia los árboles de la finca en una plantación de algarrobas o ‘garroferes’.

Un agricultor se dirige hacia los árboles de la finca en una plantación de algarrobas o ‘garroferes’. / TONY SEVILLA

Pablo Ramón

Todo hace indicar que el boom de la algarroba ha tocado a su fin. La popular garrofa que había poblado durante décadas muchos campos de la provincia de Castellón sin acaparar demasiada atención internacional, ha vivido un periodo de esplendor durante los últimos años al calor de sus nuevos usos: como producto alimentario, en sucedáneos del chocolate, a emplearse en la industria cosmética.

Muchos agricultores y emprendedores se han querido subir al tren de la garrofa durante esta época dorada inesperada. De comprarse el kilo a apenas 0,20 euros hace seis años, pasó a costar 2,26 en enero de 2022. Para ese momento, ya llevaba unos cuantos años por encima del euro el kilo. De repente, la Comunitat Valenciana, y con ella Castellón, se había convertido en la mayor productora mundial de un producto supercotizado (no somos líderes mundiales en cítricos, pero sí en algarroba y chufa).

La garrofa era un auténtico oro marrón para los agricultores castellonenses, especialmente por las propiedades de su garrofín (la semilla de la algarroba). «El incremento del valor del kilo ha pinchado y tiene una explicación, pues el precio continuaba siendo especulativo», apunta el responsable técnico de Sectores Agrarios de la Unió Llauradora i Ramadera de la Comunitat Valenciana, Ferran Gregori.

Este técnico dice a Mediterráneo que se creó «un caldo de cultivo» alrededor de este fruto seco, «un interés muchas veces desmesurado». «La algarroba es un producto que, por su condición de poder ser almacenado durante un periodo de tiempo relativamente amplio, por ejemplo un par de años, puede estar sometido a procesos especulativos», insiste Gregori al analizar el hundimiento de su valor.

Gregori lamenta que este aumento «no natural del precio» llevó a muchas personas a plantar algarrobas a toda prisa para beneficiarse de sus usos en mercados crecientes como el vegano. «Pero la mayoría no sabía lo que estaba haciendo. Estos años he dado muchas charlas para explicar lo que es una garrofera. No es una alcachofa o un naranjo, sino que tiene un tiempo de crecimiento en condiciones normales de 15 a 21 años», asevera. Es decir, que incluso con técnicas de crecimiento rápido es imposible obtener frutos del algarrobo antes de siete años, como mínimo. O sea, que quien plantó este árbol a causa del boom todavía no ha podido vender ni una algarroba.

Y su precio, en lo que va de 2023, ha pasado de los 1,04 euros en enero a caer hasta los 0,47 céntimos en junio, según los datos de la Unió que maneja Gregori. Otras fuentes de la Unió afirman que los productores de algarroba «firmarían un precio que quedase en los 0,75 euros», teniendo en cuenta que venían de una cotización de 0,20.

Precio desorbitado

El agricultor José Fenollosa, de Almenara, responde al perfil tradicional de propietario de algarrobos. Tenía sus cultivos principales y, aparte, también algarroba. «De momento la campaña de 2023 está empezando y no sabemos cómo van a quedar los precios, pero creo que puede quedarse a 0,70 céntimos. Los precios de la garrofa estaban desorbitados y estaba claro que iban a bajar. Pero antiguamente, el año que las sacaba a 0,30 céntimos era un logro», recalca Fenollosa, quien apunta que «hay gente que ha hecho plantaciones y no sabía dónde se metía», destaca este agricultor. 

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