Los grandes fondos ya controlan más del 30% de las naranjas de Castellón

La Unió augura un futuro negro para los agricultores ya que los grupos de inversión deciden la campaña

Los grandes fondos ya controlan más del 30% de las naranjas de Castellón.

Los grandes fondos ya controlan más del 30% de las naranjas de Castellón. / Mediterraneo

Elena Aguilar

Elena Aguilar

La tierra es cada vez menos atractiva para los agricultores pero, en cambio, los grandes fondos de inversión han puesto sus ojos en ella. Ocurre en España, donde la presencia de inversores en el sector agrario se ha triplicado en los últimos 13 años, y también en Castellón, cuyo sector citrícola está desde hace años en el punto de mira de grandes grupos. Tanto que la Unió Llauradora estima que más del 30% de la producción y comercialización de naranjas y mandarinas ya está en manos de grandes inversores y, además, la cifra se disparará en los próximos años.

David Esteban, secretario comarcal de la Unió en la Plana Baixa, calcula que solo en esta comarca los grandes fondos ya controlan entre el 30 y el 50% de la producción y comercialización citrícola y cita, como ejemplo, al fondo de capital riesgo MCH que, junto a la multinacional Sanlúcar Fruit, se hizo hace dos años con el control de Llusar y Naranjas Torres, en Xilxes y Almenara. Este mismo grupo adquirió el pasado junio la citrícola Vicente Ros, con sede en les Alqueries y Vila-real.

«Para los agricultores, el futuro pinta muy mal. La legislación europea no nos apoya y los grandes fondos nos asfixian porque controlan el mercado», dice Estebn.  

Otro ejemplo, esta vez en la Plana Alta, es la compañía Martinavarro, que pertenece al fondo Miura. «La primera vez que un fondo de inversión se acercó al sector agrario español fue el 26 de julio de 2016, cuando Miura entró en Martinavarro», explica el consultor hortofrutícola Paco Borrás. Hoy, Martinavarro (su nombre actual es Greenmed), que decidió el pasado octubre dejar de manipular naranjas en Almassora para trasladar la producción a otras plantas, es una de las empresas del gigante naranjero Citri&Co, integrado, además, por compañías como Río Tinto Cítricos, Perales&Ferrer o Frutas Esther.

La citricultura está en el punto de mira de los grandes inversores y un tercer caso es la cooperativa Cítrics de Nules, que cerró sus puertas el pasado mes de septiembre y se encuentra en concurso de acreedores. Su unidad productiva y maquinaria, no obstante, ha despertado el interés de cinco grupos, aunque según ha podido saber este periódico la posible venta no se producirá hasta dentro de tres o cuatro meses.

Precios de la tierra al alza

El apetito inversor por el campo es un hecho, y eso tiene mucho que ver con que el precio de la tierra citrícola no deje de crecer. Durante el 2022, y según datos del Informe 2023 Cocampo sobre la Estructura del Suelo Rústico en España, el coste medio por hectárea se situó en 43.605 euros, un 3% más que un año antes. «La firme tendencia al alza de los fondos de inversión especializados en la tierra es evidente cuando se observa que han pasado de poco más de 70 en 2010 a más de 220 en 2023», concluye el informe. 

Sudáfrica modernizará sus puertos con dinero europeo

Europa sigue dando disgustos al sector citrícola de la Comunitat. La interprofesional Intercitrus ha denunciado que el Banco Europeo de Inversiones (BEI), dedicado a servir a proyectos estratégicos de la Comisión Europea (CE), negocia la concesión al gobierno de Sudáfrica de multimillonarios créditos y ayudas para que sus principales infraestructuras logísticas, entre ellas los puertos por donde salen miles de toneladas de naranjas, ganen en eficiencia y utilicen fuentes de energía renovable.

Desde la organización que preside Inmaculada Sanfeliu tachan la operación de «disparate», ya que el dinero europeo que recibirá la empresa púbica sudafricana que gestiona los principales puertos del país se destinará a impulsar el comercio hortofrutícola del país africano. «Sudáfrica ocupa el segundo puesto en el ranking de las principales potencias exportadoras de cítricos en fresco del mundo, por lo que no son difíciles de entender las razones por las que calificamos la iniciativa como un despropósito», argumentan desde la interprofesional.

Intercitrus señala que la operación que está a punto de firmar el BEI acredita la «insensibilidad» con la que Bruselas trata al sector. «Solo Europa podría atreverse, en el contexto de justificadas protestas agrarias, a financiar a terceros países que, además, se niegan a cumplir las normas fitosanitarias», añaden. 

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