CASTELLÓN. Las fiestas de la calle San Vicente vivieron ayer su jornada de máximo esplendor con la celebración de una procesión en honor al santo --foto--. Sin embargo, resultó todavía más multitudinaria la posterior paella, debido a la excelente climatología, que invitó a participar de este acto de hermandad. De hecho, la fiesta se prolongó hasta bien entrada la tarde. REDACCIÓN