Hace un año Chipre, en el Festival de Eurovisión, buscó el voto rosa con cuatro atléticos mancebos para arañar votos y ganar el certamen. Aquella noche, un amigo gay me llamó para decirme que se había enamorado de los angelicales jabatos chipriotas.

Como Chipre en el Song Contest, también en política se buscan estrategias de los que saben y conocen que están abocados a perder: los partidos políticos minoritarios. Esos que no tienen infraestructura y sus militantes caben en un Seiscientos.

Frente a las grandes organizaciones políticas, en el bipartidismo imperfecto de este país, pequeños grupos quieren hacer oír su voz, aprovechan los escasos recursos existentes y echan mano de la imaginación más desbordante.

Que tiempos aquellos de la sopa de letras. Cuando partidos de toda índole y condición ofertaban la utopía, entre la ingenuidad y la vocación de libertad. ¿Qué se hizo del Frente Democrático de Izquierdas (FDI) de

Eladio García Castro? ¿Qué fue del Equipo de la Democracia Cristiana de José María Gil-Robles y Gil-Delgado? ¿En qué limbo anda la Organización Revolución de los Trabajadores (ORT) de Francisca Sahuquillo, reconvertida socialista en la Asamblea de Madrid? ¿Dónde fue a parar el PSOE-Histórico, más tarde PASOC, de Rodolfo Llopis? ¿Y el PDP de Óscar Alzaga?

Pero, todavía hay inocencia. Menos que antes, pero la hay. Con esos partidos minúsculos. Como el Partido Republicano, que en un conocido hotel de Castellón, reclamó para sí el auténtico concepto de libertad que sólo da la República. Y qué enfadados estaban sus militantes porque en un mitin de Zapatero en La Pérgola, fue retirada una bandera tricolor. "Esos que eran nuestros primos hermanos en la causa", se lamentaban. ¡Qué inocentes!

Como Esquerra Republicana del País Valenci . Proclama La izquierda que esperabas. Debe seguir a rajatabla el aforismo que dice que las izquierdas no se imponen, se proponen. Tiempo de propuestas.

Y que decir del Partido Humanista. Tachado de secta, su única aspiración es aparecer en los espacios reservados a los partidos políticos en las televisiones públicas en cumplimiento de la legalidad vigente. Partidos que son conscientes que nunca ganarán las elecciones, ni tampoco tendrán opción a la derrota. No pueden hacer más. Chipre tampoco ganará nunca Eurovisión.