Es bueno que haya euforia en torno al C. D. Castellón. Ya era hora que las perspectivas cambiarán tras ir tanto tiempo de fiasco. Es claro que los árboles sí deben dejar ver el bosque o, dicho de otra forma, que no es prudente lanzar las campanas al vuelo. Los marineros dicen que no se debe contar los beneficios antes de vender el pescado.

Todo esto es cierto, pero también es justo que los aficionados vivamos el presente con alegría y optimismo. Los sabores y sinsabores del fútbol son como un sarampión, aparecen y desaparecen cuando menos se espera. Llegarán tiempos peores, también de mejores, pero ya vendrán. Mientras tanto, alegrémonos y toquemos madera.