En los años sesenta ya me había llenado del espíritu Armengot, su historia y participación en la evolución cultural de Castellón, la generación de sabuts que creó en 1919 la Sociedad Castellonense de Cultura y el Boletín mágico después, con latidos de nuestra tierra en el mundo. Y en aquellos años, José Luis Aguirre estaba dando clases en la Universidad Laval, de Quebec, en Canadá. La modernidad en Castellón me venía de otros frentes, de otras personas. Aún quedaba el eco de Bernat en los sesenta, la picardía erudita de Paco Alloza, después Tasio y Wenley, la fuerza diferente de Badía, emergiendo entre Porcar, Catalán, Soler Blasco y la novedad ilusionada de Luis Prades, Paco Puig, Vidal Serrulla, con Ripollés y Planchadell, la aparición de Daniel Aparici, aquellos conciertos de Manolito Cubedo a la guitarra y la magia de Alejandro García al piano. Unos jóvenes hacían teatro experimental y de ellos ha sobrevivido en la profesión Guillermo Montesinos. Pepito Barberá y Forcada Polo daban voz teatral a los viejos mitos del Castellón de dos arrabales, nosotros hacíamos teatro más convencional en el TOAR. Y cuando Álex Querol se estaba convirtiendo en la aparición de la modernidad, el poeta Miquel venía lleno de atrevimiento como el agua dulce y la hierba verde en el desierto. Y, sobre todos, persistían aquellos sabuts, don Carlos y don Ángel, don Luis Revest, don Casimir Meliá, Eduardo Codina, el joven entonces profesor Sánchez Adell... No quiero olvidarme en este bloque de los periodistas a quienes acompañé en la creación de Castellón 66, los años de Clima y de Manolo Arrufat dándonos lecciones de crítica cinematográfica y la llegada de dos nuevos profesores al Instituto rompiendo tantos tabúes, Joan Francesc Mira y Vicent Pitarch. ¡Qué años aquellos...!

LA VIDA Hijo de Leopoldo Aguirre Torres y Luisa Sirera Tio, nació el 31 de enero de 1931 en el Grao de Valencia, al igual que sus hermanos Leopoldo, Luisa, Juana, Francisco y Luis, familia vinculada al puerto de Valencia, de armadores, consignatarios y agentes de aduanas, dedicados sus antepasados a la exportación de cítricos durante más de dos siglos. Todos tenían fijación con su pariente José Aguirre Matiol, personaje del siglo XIX que fue cónsul de Turquía y que recibió la más alta distinción del Imperio otomano, escritor celebrado además dentro de la Renaixen§a valenciana. Y también con la vida legendaria del abuelo Leopoldo, cónsul de los Países Bajos y caballero de la orden de Orange. Los abuelos maternos eran propietarios de una villa en Benic ssim, denominada Villa Luisita, situada en lo que se conoce como Mas Vell. Fue la primera vinculación de Aguirre con Castellón, dadas las temporadas de verano que la familia pasaba en el entorno de nuestras playas, escenario de muchos de sus escritos y novelas.

José Luis estudió en los Marianistas del Colegio del Pilar desde 1939 y de allí ya salió para matricular en la facultad de Medicina, aunque muy pronto se inclinó por Filosofía y Letras, sección de Historia, cuya licenciatura alcanzó en 1955. Y allí ya se abrió su mundo hacia las relaciones con todas las personas que llenaban el censo de la cultura valenciana, Mariano Peset y López Piñero, con Joan Fuster, Andrés Estellés, Vicent Ventura, Barberá, Sanchis Guarner y la que sería su propia esposa, Pilar Marco Granel, con la que contrajo matrimonio el 26 de diciembre de 1957, en la capilla del Santo Cáliz, de la catedral de Valencia. Cine clubs, revistas y periódicos, siempre críticos con el régimen, pero donde Aguirre alcanzó un brillo con sus artículos que le permitió caminar con soltura por todos los demás medios valencianos, prensa y radio. Muy leído en su infancia y juventud, afrontó la narrativa y en 1955 ya vio editada su primera novela, Pequeña Vida. Y en 1957 ganó su primer certamen de novela, con Las Raíces, Premio Valencia de Literatura, mientras comenzaba a publicar sus grandes trabajos de investigación sobre las obras de Calderón, Cervantes, Góngora, Lope de Vega...

En 1961 se convirtió en catedrático de Lengua y Literatura Españolas con el primer destino en el instituto de Reus. Y al acabar el curso ya marchó a dar clases de Historia y Literatura en la Universidad Laval, de Quebec, en Canadá, con el descubrimiento de Max Aub, de cuya obra escribe y divulga. Y en 1963 apareció en el Instituto Femenino con una nueva forma de enseñar Literatura, ya acompañado de Pilar Marco, su mujer, también profesora, mientras empezamos a conocer y a querer a sus hijos, Carla, José, Isabel y Teresa. Desde Castellón descubrimos a un narrador de primer nivel, pero también investigador y ensayista, guionista de TV, columnista en revistas y los periódicos más diversos, Mediterráneo entre ellos. Y el salto a la Normal y, a su tiempo a la Universidad Jaume I, con el recuerdo de aquella experiencia mágica en el primer CUC, del que fue director. También intervino como mantenedor en la Magdalena.

Dos veces finalista del Premio Nadal de Novela y ganador del Premio Armengot en el año 1975 con La risa y el llanto, cincuenta libros y publicaciones de todos los géneros expanden su nombre por el mundo de la cultura española, enseñanza y creación literaria. Hoy se inaugura la Feria del Libro Antiguo y el nombre de Aguirre la preside en mi corazón.