Dicen que cada día existen menos asnos en España y creo que no les falta razón a quienes esto afirman porque en el censo que se hizo el año pasado no llegaban a los 300.

Prácticamente se han perdido los carros, las tareas agrícolas se realizan con máquinas y las acémilas se están convirtiendo poco menos que en figuras decorativas. Debe tratarse de otro tributo al progreso.

Al paso que vamos, los asnos pasarán a mejor vida, se fosilizarán en el tiempo y en la memoria. Ya dije en cierta ocasión que deberían tomarse en serio el futuro de los asnos e intentar que no se extinga el jumento, pues de lo contrario ocurrirá como en el caso de los verdecillos y las caderneras que desde que son especies protegidas ya no viven en las casas, con la gente, por lo que se está deshumanizando la sociedad.