Ramón Godes estudió a fondo las celebraciones en 1952 del Centenario de la Ciudad. Le llamó la atención el lema que se esgrimía una y otra vez de Grandeza de Castellón, como un trasunto de la expresión del Régimen, España, Una, Grande y Libre. Y todo alcanzaba un significado heroico, que se apoyaba en el espectáculo de las fiestas de la Magdalena, pero que necesitaba algo más, algo de solera que solamente se consigue con el símbolo de una bandera o un color diferenciador. En un boceto del poeta Bernardo Artola, anterior a la guerra civil, se descubrió que incluía como una hermosa franja verde, que acabó por el ser el color de Castellón en pañuelos, colgantes, reposteros, cintas y banderas desde aquel 1952, el año del Centenario.