Poco más de 50 personas se congregaron ayer pacíficamente frente a las puertas de la Clínica Mediterránea, que fue apedreada hace unos días por grupos antiabortistas radicales.

La plataforma Castellón por la Vida, organizadores de la concentración, negaron su implicación en los actos vandálicos y aseguraron al diario Mediterráneo que "hace un año que se celebran estos encuentros" y que están autorizados por la Subdelegación del Gobierno, ya que lo único que reivindican es "el derecho a la vida" utilizando como símbolos "velas, la lectura de un manifiesto, cinco minutos de silencio y una oración que es para quien quiera participar en ella".

Por su parte, el subdirector de la Clínica Mediterránea, José María Marí, exige a la Conferencia Episcopal que se haga responsable de "todas las ideas que mueven", puesto que asegura que desde que se ha puesto en marcha la campaña Protege mi vida, "lo único que ha hecho es incrementar la violencia".

"Antes solía haber un par de pintadas, pero ahora esto se ha convertido en una violencia desmedida con cristales rotos e insultos e intimidación a pacientes y trabajadores", explica Marí.

Al respecto, las diferentes agrupaciones políticas (PP, PSOE, EU, Bloc e Iniciativa), coinciden en condenar "enérgicamente" los ataques, pero mientras los populares creen que ahora "es el momento de centrarnos en otros temas", Esquerra Unida, Bloc e Iniciativa piden a la Subdelegación del Gobierno que adopte "medidas urgentes" para impedir las agresiones "capitaneadas por la jerarquía eclesiástica".