La provincia sufre el olvido de las Administraciones estatal y autonómica en lo que se refiere a infraestructuras. El recorte al Ministerio de Fomento que puede retrasar aún más algunas actuaciones largamente demandadas ha despertado el cariz reivindicativo de una sociedad que ha visto cómo repetidamente pasaba el tren de largo por el territorio provincial.

No en vano, y como claro exponente de esta situación, el Gobierno popular de José María Aznar anunció en el año 2000 la inclusión de Castellón en las líneas de alta velocidad, que llegaría “al mismo tiempo que a Valencia y a Alicante, en el 2007”. El posterior ministro de Administraciones Públicas y diputado por Castellón, el socialista Jordi Sevilla, volvió a prometer en la campaña del 2004 que la conexión en AVE con Valencia debía estar en marcha antes de la Copa América del 2007. A partir de ahí, los retrasos han sido constantes: 2010, 2012 y ahora 2014, que puede quedar en agua de borrajas si Fomento anuncia que es una de las obras afectadas por el tijeretazo.

Este recorte presupuestario plantea aún más dificultades para unas infraestructuras que ya no se llevaron a cabo en los años de bonanza. En el 2005, el entonces conseller de Infraestructuras, José Ramón García Antón, ya destacó “la situación de atraso que venía arrastrando la red viaria de Castellón desde los años ochenta”.

Por eso se firmó un convenio con el Ministerio de Fomento para ejecutar las obras. La más importantes de las incluidas, la CV-10, sigue sin concluirse. En el 2006 la Conselleria preveía acabar su tramo, hasta el aeropuerto, en el 2007, que finalmente se acabará este otoño. Del trazado hasta la Jana que compete al Gobierno, incluido en el protocolo de carreteras que establece la finalización de las obras para el 2010, todavía no se han adjudicado los proyectos.

Pero no es la única. Un caso sangrante es el de la N-232, que se va ejecutando a tramos y cuya ejecución lleva reivindicando la Confederación de Empresarios de Castellón “desde siempre”, según su presidente, José Roca. También la N-340, que trató de impulsar el último gobierno del PP es un caso similar, como el corredor lo es en materia ferroviaria. H