Cuando la mercería Elías se instaló en la calle Colón, ya se estaba convirtiendo el entorno en el gran eje comercial de la ciudad. Se ha hablado aquí de la platería Moliner, de la importante Casa Dols, últimamente de Casa Derenzi con su galería de arte, pero desde la calle Mayor hasta las Cuatro Esquinas deben recordarse nombres como Pastelería Flors, la tienda de tejidos Emilio Fabregat que pasó después a ser de los Nebot, la Librería Religiosa de Soler, ahora de los Roses, varios sastres, Tomé y su cuchillería, las maravillas de La Senyera, relojería Peláez, la farmacia de Hipólito Fabra, después de Mulet y ahora de Calderón, La Saldadora... ¡qué recuerdos los de una calle donde jugaba Tonico Prades!