Las obras que actualmente se están realizando en el embalse de Arenós son las causantes de que este verano haya comenzado con menos reservas de agua en la provincia, a pesar de haber sido uno de los inviernos con mayores acúmulos pluviométricos. La segunda fase de acondicionamiento del pantano (en la que se procede a reforzar las laderas) es la causa principal de que se encuentre al 37,84% de su capacidad, con casi 52 Hm3 de agua en su interior.

El desembalse que se tuvo que producir durante el pasado otoño e invierno para poder llegar al nivel de seguridad necesario para acometer las obras ha provocado el descenso en el agua embalsada de la provincia. Esto se debe al peso específico de este pantano en los recursos hídricos castellonenses, ya que Arenós cuenta por sí solo con 40 hectómetros cúbicos de capacidad más que el conjunto de los otros siete embalses del territorio provincial.

De todas formas, con el agua que actualmente acogen los pantanos castellonenses (110,7 hectómetros cúbicos a fecha de lunes 21) está garantizado el suministro para todo el verano, según fuentes de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ). Así, “excepto problemas puntuales” en pueblos que dependan de pozos, según las fuentes de la CHJ no van a haber restricciones en el estío que ahora comienza.

Desde el órgano gestor del agua de la cuenca del Júcar afirman además que ya no está previsto desembalsar más que aquella que sea necesaria para abastecer a los regadíos, con lo que las reservas no deberían menguar excesivamente. A esto se suma que a finales de año está previsto finalizar las obras en el embalse, que comenzaron el pasado mes de octubre. Con ello se podrá volver a incorporar agua al pantano, algo que actualmente imposibilitan las tareas de acondicionamiento.

Se podrá así, por primera vez en muchos años, buscar “la normalidad del embalse”, con el único límite de la seguridad ante inundaciones, según las fuentes de la CHJ. Las primeras obras, que acabaron en el 2007, permitieron llegar a la mitad de capacidad. H