El Pregó de festes, bajo la denominación oficial de Cabalgata del Mar, y que abrió ayer las fiestas patronales de Sant Pere del Grao, se convirtió un año más en mosaico y caleidoscopio humano de las tradiciones y costumbres del distrito marítimo y de sus vecinos.

Un desfile que encabezó la Colla de Dolçainers del Grao y que dio paso al esplendor y a la suntuosidad de la Fila d’En Trilles, que, a una marcha solemne y pausada, recreó el pasado morisco y las huestes de la media luna con un boato que encandiló a las miles de personas que se congregaban en las aceras del recorrido que aplaudieron a rabiar las evoluciones del sequito árabe, recordando la cultura musulmana.

Inmediatamente después, una representación de las peñas festeras del Grao evocaron escenas de un barrio pescador y marinero.

Así, Tots per la borda puso en escena La Vaqueria de la sinyo Carmen, en la calle Barceló; Los Delinkuentes apostó por la serie de televisión L’Alqueria Blanca; El Noray escenificó el ambiente de La Pacheca, un lugar emblemático del Grao y Els Il.legals optó por recordar el Catecismo en la década de los 60 en la parroquia.

CAVALLETS DEL CORPUS // También hubo una representación de la asociación de padres de alumnos del colegio Sebastián Elcano con una carroza alusiva a las tradiciones marineras y repleta de niños que serán las nuevas generaciones de las fiestas.

Fue un cortejo de colorido expresado, por ejemplo, en els cavallets del Corpus, y también de sonoridad con los bombos y tambores de la Cofradía de Santa María Magdalena, un colectivo que también quiso participar en la cabalgata inaugural de las fiestas de Sant Pere. Era la forma particular y singular de iniciar las fiestas el distrito marítimo. Con buen humor, alegría desbordante y el deseo de enfrascarse en una semana de sensaciones.