Ha costado casi cuatro años, pero la obra de Ripollés Homenaje por la paz está ya a punto para su instalación, que será una realidad tras el verano. El traslado desde su ubicación actual en un solar situado entre el camí Fondo y la carretera del Puerto en Burriana hasta su lugar de destino, la rotonda de la ronda Sur con la carretera de Almassora, comenzará una vez que los trabajos de cimentación que acaban de iniciarse, concluyan. El concejal de Cultura del Ayuntamiento de Castellón, Miguel Ángel Mulet, informó ayer que está previsto que la inauguración oficial se produzca antes de final de año.

Ripollés explicó también ayer que la obra ha sufrido una sustancial transformación desde su concepción inicial hasta la que, en última instancia, vestirá la entrada sur de la capital. El artista explicó que “en un principio, la obra iba a tener 14 metros de altura, 6 de diámetro y un peso de 10 toneladas, pero, a medida que trabajaba, me pedía más dimensión y ahora el tamaño se ha doblado, de modo que tendrá 29 metros de alto, 16 de diámetro, y 38 toneladas”, lo que la convierte en la más alta de la provincia.

SIMBOLISMO Y SOLIDEZ

Sin embargo, los cambios han ido más allá. Desde un punto de vista formal, se mantienen los tres brazos que representan los tonos de piel básicos de la raza humana que, a su vez, echan a volar tres palomas, el símbolo de la paz.

En cuanto a los materiales, Ripollés, decidió descartar el primer camino, usar la fibra de vidrio y la intensidad cromática, en favor de la profundidad y solidez del acero corten, el acero inoxidable y el bronce. El creador indicó “me di cuenta de que para un tema tan profundo y tan duro como este era necesario usar materiales más serios, aunque me costará mucho más dinero, porque el presupuesto no varía”.