Castellón tendrá sanidad publico/privada el próximo año. Aún no tengo claro cuánto de público y cuánto de privada. Como mínimo, la idea me genera dudas y gran incertidumbre, por mucho que desde la Conselleria de Sanidad intenten vendernos la acción como panacea del ahorro y la buena gestión. El 1 de enero entrará en vigor un modelo en el que los costes son prioridad, un objetivo que se convierte en peligroso cuando el sujeto con el que se va a economizar es el ciudadano. Un enfermo.

Simplificando: cuantas menos pruebas médicas se realicen, mayor será el beneficio que obtendrá la empresa -o empresas- gestora. ¡PELIGRO!

Los médicos, que ahora reciben incentivos de las farmacéuticas, serán premiados por recetar menos y más rápido o, como muchos de ellos temen, controladores para optimizar sus prescripciones. ¡PELIGRO!

Puedo llegar a asimilar el incremento en el copago de los medicamentos -¡maldita crisis!-, pero, como enfermo en potencia, me entra un canguelo cuando pienso que el señor de la bata blanca nos llegue a atender calculadora en mano.