El 23 de junio de 2011, el equipo de gobierno de la Diputación, con Javier Moliner como presidente, tomaba posesión. Ayer, un año después, realizó balance. Moliner calificó su primer año como presidente de la Diputación como “extremadamente positivo”, a pesar de haber sido un ejercicio en el que a nivel nacional se ha abierto un debate sobre la necesidad y la pervivencia de las diputaciones. “En lugar de asumirlo como una amenaza, lo vimos como un reto”, señaló a Mediterráneo. “Intentamos poner toda la maquinaria al servicio de recuperar el crédito de los ciudadanos, para que perciban que la administración provincial es la que garantiza que todos los ayuntamientos puedan seguir prestando sus servicios”, manifestó.

Moliner, con 116 millones de euros de presupuesto (el más bajo de los últimos 10 años) ha conseguido reducir la deuda de la institución. En julio de 2011 la deuda de la Diputación ascendía a 140 millones de euros, el objetivo es cerrar 2012 con 110 millones, 30 millones menos. Además, no se ha contraído ninguna deuda nueva desde julio de 2011. “La Diputación paga al día a todos sus trabajadores y ha reducido un 28% el plazo de pago a proveedores, al bajar a solo 35 días”, según figura en el documento de balance 2011/12 de la institución.

Otro de los ejes de su mandato, ha sido el desarrollo rural. “El gran valor de la provincia es tener un territorio, especialmente en el mundo rural, que es capaz de mantener la población”, defendió. Entre sus objetivos futuros figuran la creación de una central lechera en Benassal o la construcción de un centro de interpretación e investigación de la trufa nega del Alt Maestrat.

Respecto a la Central de Contratación, recordó que ya suma 132 ayuntamientos adheridos y que otros dos lo harán en breve. Esta herramienta permitirá un ahorro superior a los 15 millones de euros a los municipios.

Uno de los grandes retos que se fijó la Diputación al comienzo del mandato fue la autosuficiencia en el tratamiento de residuos, lo que se logró con la puesta en marcha de la planta de Cervera.

Javier Moliner manifestó su deseo de que la Diputación de Castellón sea la primera en asumir las exigencias tras la reforma de la administración local. Para ello, ha iniciado, tanto con el Generalitat, como con el Gobierno, un análisis de competencias, para que las preste la administración que esté en mejores condiciones de hacerlo y que haya un correlato en materia de financiación.

Al respecto, ha encargado a una comisión la pronta redacción de un catálogo de servicios que la Diputación está en condiciones de asumir para municipios de menos de 20.000 habitantes.

Moliner, que el 14 de julio asumirá la presidencia provincial del PP, señaló que “resulta muy eficiente” que partido e institución estén presididas por la misma persona. “Es un modelo que el PP ha seguido durante muchos años y ha ido muy bien, hay muchas sinergias que se pueden aprovechar para consolidar nuestro modelo político provincial”. H