Castellón se volcó este fin de semana con la marea naranja que inundó las calles de València desde el «hartazgo» por el «ninguneo político» al mundo rural, al participar en la manifestación convocada por la Federación de Caza de la Comunitat Valenciana, y apoyada por quince asociaciones más como las agrarias Fepac-Asaja y Unió de Llauradors; y las que representan a los paranyers o los bous al carrer, entre otras.

Colectivos de poblaciones y comarcas como Vall d’Alba, Els Ports, l’Alcora, la Plana Alta, el Alto Palancia, Alto Mijares, les Useres, l’Alcalatén son solo ejemplos de la participación castellonense en una cita en la que, pasadas las once de la mañana y tras una pancarta con la frase Por un mundo rural vivo y nuestra cultura, se inició en la calle Xàtiva de València la manifestación, precedida por varios tractores y decenas de perros de caza y para el pastoreo.

Sin campo no hay ciudad, El mejor ecologista es un buen cazador, El parany, cultura i tradició dels nostres pobles o Por una ganadería viva. Menos burocracia, son algunas de las pancartas portadas por los manifestantes, la gran mayoría ataviados con camisetas y gorras de color naranja. Al término de la marcha se leyó un manifiesto en el que dejaron claro que «existen y quieren seguir haciéndolo», así como denunciaron que están «hartos» de que se les «margine, desprecie y discrimine» y de que su cultura, tradiciones y festejos sean «criminalizados», en referencia a los bous al carrer o el parany, ambas actividades con profundo arraigo en Castellón.

El presidente de la Federación de Caza de la Comunitat Valenciana, Vicente Seguí, pidió a la Administración que les tenga «en cuenta» y les defienda y ayude, porque sin el mundo rural «al final morirá también el mundo natural». «Queremos que se nos escuche, conozca y defienda, porque el campo, sus usos y sus culturas tienen muchos problemas actualmente”, señaló Seguí.

En cuanto a la agricultura, el secretario general de la Unió, el castellonense Ramón Mampel, aseguró que quieren ser «aliados de la sociedad» y que se conozcan los problemas que sufre el mundo rural; reclamó financiación para desarrollar políticas agrarias y medioambientales, y pidió a la Administración «comprensión». «Estos ecologistas de salón que en cierta manera nos gobiernan nos están condicionando», puso de manifiesto Mampel.