Juanri Catalá, de 31 años, y Luna Aristot, de 30, decidieron emprender su particular sueño americano. Teniendo en cuenta que son profesores y no agentes de bolsa o empresarios, es improbable que regresen a su Castellón natal como millonarios, uno de los propósitos de dicho sueño, pero como podrán comprobar en este artículo su estancia en Chicago les está brindando experiencias más lucrativas que la meramente económica. Para ellos la Ciudad de los Vientos ya no tiene secretos y están dispuestos a descubrirlos a los lectores de Mediterráneo que pretendan viajar a la tercera ciudad más poblada de Estados Unidos o simplemente pretendan conocerla mejor.

-¿Cómo decidisteis emprender la aventura de viajar a Estados Unidos a trabajar?

Juanri: El Ministerio de Educación oferta todos los años plazas en Estados Unidos, Canadá y Reino Unido para maestros y profesores. Yo personalmente tenía la idea en mente desde hacía 3 o 4 años, ya que como maestro de inglés siempre quise ser totalmente bilingüe y sabía que hasta que no me fuera a EEUU no lo conseguiría. Finalmente decidí inscribirme en el programa. Desde ese momento intenté convencer a Luna para que lo hiciera y no fue hasta el último día cuando se inscribió.

Luna: Sinceramente nunca me había llamado la atención en exceso Estados Unidos, de hecho tenía bastantes prejuicios respecto a su idiosincrasia. Había vuelto a España hacía relativamente poco después de vivir 4 años en Reino Unido y únicamente me apetecía asentar la cabeza por un tiempo. Juanri me propuso venir aquí y me negué en rotundo… de poco me sirvió. Él llevó a cabo toda la parte administrativa que requiere el proceso y me inscribió el último día, yo mantenía mi ilusa opinión de que no me iban a seleccionar.

-¿Cuáles son las principales diferencias en el día a día entre Chicago y Castellón?

Juanri: Son tantas las diferencias que sería imposible describirlas en un párrafo. Si tuviera que quedarme con una, elegiría la meteorología. Mientras redacto estas líneas, en Castellón están a 10 grados y en Chicago estamos a -17. El invierno aquí es extremo. De hecho vamos a estar 2 semanas sin ver el termómetro en positivo. Recuerdo el día que me compré el coche en Chicago, venía equipado con una rasqueta para quitar el hielo y un cepillo para la nieve. Yo le pregunté al vendedor: ¿Para qué sirve esto? y me dijo: Ya lo averiguarás tú en diciembre.

Luna: Siempre digo la misma frase cuando me preguntan por mi día a día tanto a nivel profesional como personal: `los aspectos positivos aquí en Chicago, en Castellón serían algo a mejorar y viceversa’. Podemos englobar aspectos muy generales a nivel educativo, económico, alimenticio, sanitario… Pero como dice Juanri creo que el tiempo es algo que llama mucho la atención entre una ciudad y otra. Aquí aprender a descongelar el coche vistiendo ropa térmica en marzo es algo cotidiano, mientras en Castellón empinas el codo bebiendo vino en manga corta y escuchando la charanga en Magdalena.

En el vídeo inferior podemos comprobar lo que es el curioso efecto Mpemba, que es el nombre dado a un fenómeno en el proceso de congelación del agua que se produce cuando el agua caliente se congela antes que el agua fría bajo ciertas circunstancias:

-¿Qué es lo que más os ha llamado la atención desde que fuisteis?

Juanri: ¿Puedo contestar “todo”? Desde los rascacielos más altos del mundo, hasta las calles más largas del mundo. Todo aquí es más grande y más alto. Coches más grandes, edificios más altos, microondas enormes, neveras que parecen armarios de Ikea con bricks de leche de 4 litros, casas gigantes...todo grande. Eso es lo que más llama la atención, sin olvidar la vida de los americanos, sus costumbres, sus aficiones….

Luna: Creo que los primeros días me llamó la atención la buena organización a nivel educativo y los cursos de formación que recibí antes de empezar en el colegio. Dos semanas de cursos en los que cobraba por dicha formación, y hotel pagado mientras encontraba un lugar donde quedarme. Me pareció increíble que me pagaran por formarme. Hoy por hoy, después de dos años de perspectiva, creo que lo que más me llama la atención a nivel personal es la lejanía que sientes de las personas que quieres. Nunca había echado tanto de menos Castellón como ahora. Y es que la diferencia horaria se nota muchísimo. Cuando aquí comemos, allí cenan, cuando aquí duermes, allí trabajan, y encontrar el momento exacto para poder compartir una llamada con tu gente es bastante complicado.

-¿Qué es lo que más echáis de menos de Castellón?

Juanri: ¡¡¡LA COMIDA!!! ¡LA GENTE! ¡LA VIDA EN LA CALLE! Este país carece de “vida social” tal y como la conocemos. Eso no quiere decir que la gente aquí no sea social, de hecho, es encantadora y creo que una de las mayores virtudes de este país es su gente: Siempre agradecida, servicial y muy graciosa.

Luna: Juanri dice ‘la comida’ pero debo decir que me he hecho toda una cocinitas y siempre intento que comamos ‘como en casa’. Pero yo creo que lo que más se echa de menos es el estilo de vida, y eso engloba la comida (la clarita con limón en la Plaza de la Muralla, la paella de los domingos que te deja olor a humo hasta en la ropa, los fines de semana de tascas…); el clima que te permite dar paseos con tus amig@s por la Vía Verde mientras te pones al día, salir a dar una vuelta por el centro, hacer turismo por Peñíscola, irte de cerves a Benicàssim, decir ‘la última y nos vamos’ y que nunca sea la última porque estás en la terraza tan a gusto; las distancias, que te permiten poder caminar a todas partes o llegar en un minuto a cualquier lugar.

-Como profesores, ¿Cuál es la diferencia entre la educación española y la americana?

Luna y Juanri: Estados Unidos es muy grande, por lo que es difícil comparar la educación americana con la española, es imposible generalizar. Lo que sí que podemos hacer es comparar ambos lugares teniendo en cuenta la educación en Castellón y la educación en el Distrito Escolar U-46 de Elgin, Chicago, formado por 46 colegios de Educación Infantil y Primaria así como Institutos de Educación Secundaria. Llama la atención que las escuelas públicas se gestionan de forma privada, es decir, el director (que es un administrador, no es maestro) es quien contrata a sus trabajadores por su currículum profesional. Aquí no existen las oposiciones, ni las bolsas de trabajo, ni nada a lo que estamos acostumbrados en Castellón. Respecto al maestro, su salario va en función de su experiencia profesional, así como educativa, por lo que ningún docente cobra lo mismo. Además cuenta con unos días cada año escolar en los que tiene la obligación de hacer cursos de formación en su horario laboral. Esos cursos puede elegirlos en función de los aspectos educativos que te llamen más la atención. Respecto a los estudiantes, aquí disponen de una amplia gama de recursos con los que poder trabajar en las aulas y adaptarte a los diferentes niveles de tu grupo.

-¿A nivel sanitario, están a la par que en España?

Luna y Juanri: En España contamos con unos mínimos humanitarios que aseguran el bienestar sanitario, social y emocional de sus habitantes. Estados Unidos no comulga con dicha filosofía, por lo que aquí se concreta en algo más simplificado: cada ciudadano se paga mensualmente un seguro médico, el cual debe utilizar cada vez que asiste al ambulatorio u hospital. Dependiendo del tipo de seguro, y de lo que inviertas en él, podrás tener unos beneficios y otros, o deberás aportar económicamente dinero, ya que quizá tu seguro solo cubra un porcentaje del coste total.

Juanri: El año pasado quise ir al médico porque me dolía el oído y me pidieron 50 dólares (unos 44 euros) por la consulta, yo les dije: ¡Pero tengo mi seguro privado! Y me contestaron: “Por eso cuesta 50 dólares, si no costaría 250.” Además, las mismas gotas para el oído que en España cuestan seis euros porque están subvencionadas, aquí cuestan 120 dólares porque no lo están. Son estas cosas las que te hacen valorar lo que tenemos en “la terreta”. Aquí aprendes a valorar muchísimo el sistema sanitario en España, los profesionales que tenemos, los recursos, la atención… y el dineral que cuesta todo sin darnos cuenta. En este país pagas cada utensilio que se utiliza en tu consulta, bien sea una tirita, un algodón, un termómetro... por no hablar de las manos de los anestesistas, su salario por hora, la medicación que te dan... todo suma.

-¿A nivel gastronómico, en qué se diferencia su cocina de la nuestra?

Luna y Juanri: Los hábitos alimenticios sobre todo. Aquí no se estila la sobremesa, no se estila pasar un tiempo disfrutando de la compañía y la comida a la vez. Da la sensación que aquí son como unos ‘coches’ que necesitan meterle gasolina al cuerpo para seguir funcionando, pero no se paran a ver qué gasolina, cuántas veces al día y cuánta cantidad. Aquí prima más la cantidad que la calidad, y se percibe desde los comedores escolares hasta los restaurantes más caros de Chicago.

-¿Cuál es el plato más llamativo que te has encontrado?

Luna y Juanri: Las Deep Pizzas de Chicago llaman bastante la atención y son el plato típico de la ciudad. Son como quiches de masa de pizza, y son una delicia.

-¿Recomendaríais vivir en Chicago? ¿Y visitarlo?

Luna y Juanri: Recomendamos visitarlo y venir a vivir la experiencia, pero no para vivir de forma permanente si eres una persona a la que le gusta tener una vida activa y social.

-¿Qué diríais que es imprescindible para visitar en Chicago?

Juanri: Cuando vienen visitas desde España siempre les llevo a los mismos lugares porque considero que son visita obligada si vas a Chicago. Subir a la Torre Willis (la segunda más alta de Estados Unidos) y pasearte por su balcón de cristal para ver la vida pasar a más de 500 metros de altura, contemplar los rascacielos de Chicago construidos por los mejores arquitectos del mundo, dar un paseo por el Lago Michigan, comerte alguna Deep dish Pizza en Lou Malnati o cualquier otra pizzería típica de Chicago.

Luna: Ir a ver algún partido de los Chicago Bulls (baloncesto), Chicago Cubs (béisbol) y Chicago Blackhawks (hockey hielo). Y ya si tienes tiempo, ir a una misa Gospel, ver un concierto de música Jazz en directo, ver el Millenium Park, y hacer un buen Brunch (Breackfast+lunch).

-¿Es mucho más elevado el nivel de vida en Chicago y España? ¿Podéis poner ejemplos prácticos en diferencia de precios?

Luna y Juanri: Todo depende. De nuevo es difícil comparar España con Chicago ya que dentro de España no tiene nada que ver la calidad de vida a nivel económico en Madrid que en Castellón, por ejemplo. Depende de tu estilo de vida y la forma de gastar/invertir tu dinero.

Por ejemplo:

  • La comida fresca es más cara aquí que en Castellón, pero la comida procesada o comerte una hamburguesa en McDonalds o Burger King es bastante más barato.
  • La luz es más barata aquí, pagamos unos 25€ al mes.
  • La ropa también es más barata si buscas marcas específicas como Levis o Tommy Hilfiguer.
  • La gasolina es muy barata aquí, pero también es de peor calidad, unos 40 céntimos por litro.
  • El alquiler es más caro aquí si lo comparas con Castellón, pero supongo que comparado con Barcelona o Madrid es bastante más barato. Nosotros pagamos por el piso unos 900€ cada uno con garaje, gimnasio, sauna, piscina, peluquería y hasta un bar. A ojos ‘europeos’ parece un lujazo, pero hay que pensar que aquí pasas más de medio año metido en casa y suelen hacer los edificios con zonas comunes para que no tengas que salir.
  • La tecnología es más barata, sobre todo los móviles. Cada vez que vamos a España, llevamos 3 ó 4 iphones.

En general diría que aquí quizá el nivel de vida es más elevado pero también tus prioridades y tu estilo de vida cambia respecto a lo que estás acostumbrado.

-¿Os habéis arrepentido en algún momento de viajar a Chicago?

Juanri: ¡Claro!, ¡todas las mañanas de invierno! Enciendes el coche a -15 grados y piensas: ¿PERO YO QUÉ HAGO AQUÍ? jajajajaja. Bromas aparte, no. Nunca me he arrepentido, pese a que la vida es mucho más estresante aquí dada la carga laboral que tenemos los docentes, no dejas de aprender y de nutrirte con nuevas experiencias y viajes.

Luna: Mi primer año estuve de julio a diciembre diciendo que me volvía en Navidad a casa y no regresaba más a este país. Es un cambio muy drástico de vida y costumbres. A nivel profesional se espera mucho de ti, el clima es poco favorable, y salir a tomar una birrita no se puede porque es ilegal beber en público...dime quién vería aspectos positivos al principio con todo esta información.

-¿Qué es lo mejor que os ha pasado en este tiempo?

Juanri: En un año y medio nos han pasado cosas realmente alucinantes, si tuviera que elegir una, sería sin duda el momento en el que entré en una pista de hockey hielo para participar en el show del intermedio de un partido de hockey. Dos amigos y yo nos llevamos 500 dólares de premio por marcar varios goles en la portería. De hecho, El Periódico Mediterráneo se hizo eco de esta noticia. Además, a principios del año pasado conocí a la que hoy en día es mi pareja. Sin lugar a duda, un 2018 redondo.

Luna: Si te soy sincera han sido unas cuantas cosas: El aprendizaje que he hecho a nivel profesional ha sido el más significativo desde que soy maestra. El tiempo de soledad que se tiene aquí debido a las distancias para quedar con los demás profes y a la rutina, hace que haya tenido tiempo para dedicarme a mí (cosa que no había hecho nunca en Castellón entre tascas y muralla). Además de conocer a mi pareja y haber podido compartir esta experiencia junto a él.

-Como runner (Juanri ha completado varias maratones), ¿qué se siente corriendo una maratón en EEUU? ¿Es tan espectacular el maratón de Nueva York como dicen? ¿En qué se diferencia de la de Castellón?

Juanri: Se siente lo mismo que en Castellón: SUFRIMIENTO. Cuando llevas 40 kilómetros corriendo te da igual Nueva York, sus edificios, la gente y los ánimos. Eso sí, lo que es innegable es que la gente se vuelca al 100%. He corrido los maratones de Chicago, Boston y Nueva York y la piel se me eriza cada vez que lo recuerdo. Puedes ver todos los vídeos de los maratones y viajes que hemos hecho en Youtube.

Luna: Holi! Yo corro en cinta a veces.

-¿Hay sitios buenos para correr en Chicago o hay mucha polución?

Juanri: Lo cierto es que para ser una ciudad de casi 3 millones de habitantes (sin contar el área metropolitana), Chicago carece de una gran variedad de zonas para correr. Por el contrario, las pocas zonas que tiene son alucinantes, como por ejemplo el lago o los bosques con una gran diversidad de flora y fauna.

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