--Fenómenos como la DANA que azotó el sureste de España la semana pasada ¿son producto del cambio climático? ¿Y la granizada que dejó 70 litros por metro cuadrado en Vilafranca el miércoles?

--La causa directa de estas grandes ciclogénesis reside en las grandes anomalías registradas en la distribución hemisférica de la energía. No debemos olvidar que el verano de 2019 ha sido extremadamente caluroso. Tal vez el segundo registro en amplias zonas mediterráneas, tras el año record de 2003. Verdaderamente los grandes procesos ciclogenéticos de la circulación general, tales como las DANAS, suelen responder a anomalías previas acumuladas. En este orden de procesos, cuando la acumulación de aire muy frío o muy cálido en las latitudes polares o en la zona tropical o en la misma cuenca mediterránea son excesivas, la atmósfera se comporta como un gigantesco condensador que se descarga bien con erupciones de aire frío o bien con dorsales cálidas activadoras de los bloqueos. En síntesis representan una ruptura de la circulación zonal y la instauración de circulaciones meridianas. Esta ha sido la situación detonante de la reciente ciclogénesis. Un proceso que ha venido configurado por las grandes anomalías térmicas y olas de calor en el Atlántico Norte y Europa septentrional durante el verano de 2019. Anomalías que, voviendo a la pregunta, pueden ser más jnherentes en el proceso de un cambio climático

--¿Cómo puede cambiar el clima de la provincia de ser cierta la tesis del calentamiento global?

--Sin duda alguna, la mejor aproximación a los efectos que el Cambio Climático podría tener en el ámbito de nuestra Provincia, viene trazada por las tendencias que desprende el estudio de nuestra evolución térmica y pluviométrica. En la escala regional, los últimos informes del IPCC (Panel Intergubernamental para el Cambio Climático), establecen que nuestra región mediterránea será la más vulnerable de Europa a los efectos del Cambio Climático. Vulnerabilidad debida a que, simultáneamente al aumento térmico regional de 1,5 a 3ºC, durante el siglo XXI, se producirá una notable reducción de los recursos hídricos. Como consecuencia de ello, a lo largo de este siglo XXI, se podría asistir a una sensible afección de su escenario biogeográfico muy afectado por el aumento de las evapotranspiraciones y disminución de los recursos pluviométricos. Un efecto que viene reflejado en el aumento que la evapotranspiración ha registrado durante los últimos cuarenta años. Consecuentemente este proceso de desertificación vendría a determinar el mayor problema ambiental en tierras valencianas. Vulnerabilidad debida a que, simultáneamente al aumento térmico regional, se asistirá a una reducción de recursos hídricos como consecuencia básica de dos procesos atmosféricos. El primero sería el desplazamiento hacia el norte de la zona neurálgica de formación de borrascas entre el fluido atmosférico polar y el tropical. El segundo proceso, la intensificación del ciclo hidrológico, vinculado al aumento térmico global, parece incuestionable e inequívoco como causa del mayor problema regional en los próximos veinticinco o cincuenta años: un proceso de desertificación.

--¿Estaríamos preparados para asumir ese cambio? ¿Qué repercusiones tendría por ejemplo en agricultura o en recursos hídricos para consumo humano? ¿Cómo adaptarse a ello?

--Evidentemente que todo lo concerniente a los recursos hídricos adquiere una importancia vital. De ahí que los protocolos de mitigación y adaptación sean ya urgentes. Protocolos que tienen en su eje las políticas de gestión y transferencias del agua, así como la prevención de avenidas mediante una ordenación territorial adecuada. Todo ello bajo una eficaz acción sobre nuestro actual sistema energético, muy basado en combustibles fósiles y cuyo impacto en la alteración de la química atmosférica es la causa, no única, pero si principal del cambio climático. En efecto, como dice nuestro Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, no es lo mismo planificar para un aumento de dos grados que para un calentamiento de cuatro grados..

--¿Y qué se puede hacer para mitigar las inundaciones que se producen actualmente o los largos periodos sin lluvias?

--Sin duda que la mejor política será la de mitigación y adaptación a esos procesos climáticos extremos.. La provincia de Castellón constituye un enclave central en el anfiteatro orográfico que cierra a poniente la Cuenca Occidental del Mediterráneo. Esta cubeta orográfico-marina constituye una zona neurálgica por lo que concierne a las interacciones atmósfera-mar. Tanto las largas situaciones de estabilidad atmosférica como especialmente la génesis y evolución de sus grandes perturbaciones meteorológicas, vienen determinadas por la inhibición o por el desarrollo más o menos intenso de los procesos convectivos que se generan en el interior de esa cubeta marina. Unos procesos que engendran un clima de caracteres singulares manifestados especialmente en el predominio de las situaciones de estabilidad atmosférica y en la escasez e irregularidad de sus precipitaciones, ocasionalmente con lluvias de gran intensidad. Unas características que podrían acentuarse en un Cambio Climático. Por ello, la gestión y ordenamiento de los cauces y especialmente de las salidas de la escorrentía, así como la regulación hidráiulica en la red de embalses. Ya en el otro extremo, la sequía, requiere políticas eficaces de gestión y ahorrro de recursos hídricos. Esperanzador resulta ya el haber conseguido una disminución de las pérdidas de redes subterráneas a tan sólo valores del 5-6%, frente a valores superiores al 15 % que se han tenido por normales.

--A nivel de balance hídrico, ¿ha sido un año de muchas precipitaciones? ¿Y el verano?

¿en qué situación encaramos el inicio del otoño?

--La situación actual de nuestras reservas de agua permite contemplar con optimismo el comienzo del ciclo agrícola. Los dos grandes embalses de la provincia, Arenós y Sichar, se hallan al 60-65 % de sus envases. Ello supone una dotación aproximada de 60.65 Hm3. Ello sobre unas necesidades anuales de 300 Hm3, justifican el esperanzador comienzo del otoño.

--En cuanto a temperaturas siempre tenemos la sensación de que el último verano es el más caluroso ¿ha sido así? ¿ha habido récords?

--Esta sensación ha venido calando paralelamente a la tendencia de elevación térmica que el período trimestral de junio a agosto ha venido registrando desde 1980. La temperatura media estival de Castellón ha subido dos grados centígrados. Una elevación térmica que ha sido doble en las temperaturas mínimas que en las temperaturas máximas. Proceso que responde al UHI o efecto de isla de calor urbano. Los records térmicos mensuales se acumulan en los últimos años, julio de 2003 con 28,1 ºC y agosto de 2015 con 27,8 ºC en Castellón. El actual verano de 2019 ha alcanzado la máxima histórica del mes de junio

--Y en cuanto a la previsión para los próximos días, ¿cómo será el final de septiembre?

Dado que a partir del domingo la irrupción de aire polar se retira hacia el oeste de las islas Británicas, la situación atmosférica se torna más estable. Las temperaturas se mantienen cálidas y el riesgo de lluvias intensas desaparece, salvo procesos locales en el interior provincial.

--¿Hay riesgo de gota fría para este otoño en Castellón? ¿Puede repetirse la situación del año pasado, que tanto afectó al norte de la provincia?

Evidentemente que lo previsto para este final de mes no garantiza una estabilidad absoluta ni duradera. El mismo ciclo de circulación se mantiene bajo y la circulación sobre el Atlántico sigue siendo meridiana. Ello puede ser señal de que el equilibrio energético no se ha alcanzado todavía y por ello la circulación no adopta los trazados zonales de mayor estabilidad para el Mediterráneo.