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Una ración de brindis

Me encantan las comidas y bebidas en buena compañía, en ese contexto un brindis puede ser oportuno. Los hay improvisados y también tradicionales. Lo normal es brindar por fulanito o por todos. Hay muchos: «salud», en Valencia «salut i força al canut», o «arriba, abajo, al centro y adentro». El patriótico: «¡Por España! Y el que quiera defenderla, honrado muera. Y el traidor que la abandone, no tenga quien le perdone, ni en Tierra Santa cobijo. Ni una cruz en sus despojos, ni las manos de un buen hijo para cerrarle los ojos. ¡Santiago y cierra, España!», «El que bebe se emborracha, el que se emborracha duerme, el que duerme no peca, el que no peca va al Cielo. Y puesto que al Cielo vamos: ¡Bebamos!», «Cuando no nos conocíamos bebíamos. Ahora que sabemos quiénes somos, bebamos hasta que no nos conozcamos», «Cuando Dios llamó a Gabino, no dijo: Gabino ven, sino ¡venga vino!», «Por ellas. Por las más bellas. Por las de culo ancho y cuello estrecho. Por las que nos brindan sus labios desinteresadamente. Por las que no nos olvidan. Por ellas. ¿Por las mujeres? ¡No! Por las botellas», «Alzo el brazo, inclino el codo, aprieto el culo y me lo bebo todo. ¡Salud!», «Vino hijo de una cepa tuerta, tú quieres entrar y yo te abro la puerta», «Si Dios con su gran bondad, aquí bebiendo nos tiene, será porque nos conviene. ¡Hágase su voluntad!», «¿Bebió nuestro padre Adán? ¡Bebió! ¿Y nuestra madre Eva? ¡Borracha perdida era! E puesto que filius sumus e por semper seamus… ¡Bebamus!», «Tumbaste a mi padre y también a mi abuelo y yo voy a luchar contigo, aunque me tires al suelo».

*Notario

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