Como en una jaula de oro. Así dice sentirse Carlos Patiño, un castellonense que lleva más de dos años entrenando al Taizhou Yuanda FC (un equipo de fútbol de la segunda división china) y al que la alerta por la aparición del coronavirus le ha dejado literalmente atrapado.?Es más de medianoche en Taixing, la ciudad a 600 kilómetros del foco del brote de coronavirus 2019-nCoV donde?está confinado, pero Carlos atiende a este diario «sin problemas».?Explicar cómo es la situación a 9.000 kilómetros de su vivienda se ha convertido en un pasatiempo más para este entrenador que confiaba en pasar los últimos días de enero en su casa de?Castelló, con su mujer y su hija, y que ahora mata el tiempo como puede en el hotel de cinco estrellas de la ciudad al que le ha trasladado su club de fútbol.

Taixing no es una de las 13 ciudades que el Gobierno chino ha puesto bajo cuarentena para evitar que el coronavirus --que ya deja casi 10.000 infectados y más de 200 muertos en el mundo-- se extienda, pero la paralización del país ha atrapado a Carlos. «El último día que trabajé antes de los días de año?nuevo chino fue el 21 de enero.?Llevé mi pasaporte a la policía para que expidieran el visado y poder volver a casa, pero, justo al día siguiente, notificaron la epidemia, cerraron todas las oficinas y así, hasta hoy».

Sin pasaporte y sin poderlo recuperar del cajón de algún funcionario chino donde se quedó desde la semana pasada, Carlos ha pasado a ser, muy a su pesar, otro español bajo cuarentena en?China de forma accidental.?

Controles extremos // No está en el foco del brote, pero sí muy cerca. La provincia es fronteriza a Hubei y en esa zona ya se han notificado 99 casos, según el último recuento del?Ministerio de?Sanidad. «Llevo diez días confinado en?China y solo quiero volver a casa cuanto antes, pero no puedo salir», se queja. Viendo que iba a tener que pasar la crisis en?el país asiático, su club le trasladó a un hotel de cinco estrellas de Taixing donde hay controles extremos de seguridad en la puerta.?«Me recomendaron no salir y no hablar con nadie a no ser que fuera de confianza. En la puerta del hotel te toman la temperatura, te chequean y preguntan de dónde vienes y dónde has estado incluso con las visitas».

No está saliendo mucho de su jaula de oro pero, cuando lo ha hecho, el panorama es apocalíptico. «No estamos en zona de cuarentena pero como si lo fuera. Los problemas de abastecimiento están acabando con los productos y las estanterías se están vaciando en los supermercados, lo único que hay abierto porque lo demás está todo cerrado.?No hay nadie en la calle», relata el castellonense que se mantiene informado de forma directa por el consulado español en?Cantón.

poca información // Desde su club, la información sobre cuándo volverán las cosas a la normalidad, son además cambiantes. «Primero nos dijeron que volveríamos el día 3, después el 10 y ahora es que sería el día 17, pero todavía no hay nada seguro», comenta Carlos, quien teme que aunque pueda recuperar antes su pasaporte, la anulación de conexiones aéreas con España de las grandes compañías le impida volver de todas formas a su casa.

Mientras, lee, ve la tele y aprovecha para adelantar en los estudios de máster que está haciendo y lanza un mensaje tranquilizador: «Me han tratado muy bien, pero yo me encontraría más seguro si saliera del país». Sobre los compañeros repatriados de Wuhan, que llegaron ayer, Carlos comprende que intervenga el Gobierno aunque son muchos más españoles los que están en zonas limítrofes con problemas. Más información en la página 70.