Establecer un término medio entre la seguridad sanitaria y la actividad económica. Un objetivo que ha estado presente a lo largo de toda la crisis del coronavirus y que en Castellón se ha manifestado de forma más patente con los rebrotes localizados en espacios de ocio y reuniones familiares. El pasado fin de semana acordaron un protocolo de actuaciones para aumentar la vigilancia por parte de las fuerzas de seguridad, y en breve convocarán otro encuentro para acordar medidas adicionales.

La consellera de Justicia y Gobernación, Gabriela Bravo, reunirá a alcaldes de ciudades y destinos turísticos de la Comunitat «para evaluar conjuntamente la evolución de la situación epidemiológica y estudiar la posibilidad de adoptar medidas complementarias que puedan ayudar a minimizar el riesgo de contagio», detallan desde su departamento.

Bravo ya indicó a finales de la semana pasada que un cierre generalizado de este tipo de negocios «no va a acabar con el problema», ya que se daría un incremento de positivos en reuniones carentes de control, como botellones. Además, puso de manifiesto la búsqueda de un «equilibrio entre garantizar la seguridad, sin que la pandemia socave la economía de la Comunitat», señaló.

Mientras tanto, el primer fin de semana de vigilancia reforzada por parte de la policía autonómica se saldó con el control a 55 locales de Onda, Vila-real y Castelló, sin la interposición de denuncias. La Guardia Civil y las policías locales completan esta campaña. H