Una encuesta refleja la baja percepción del riesgo de infección del VIH entre la comunidad universitaria de Castellón. Algo «peligroso porque puede llevar a una relajación en la protección frente al virus». Así lo transmite Rafael Ballester, director de la unidad de prevención Salusex-Unisexsida de la Universitat Jaume I, coincidiendo con el Día Mundial del Sida.

En concreto, según las encuestas realizadas por el equipo de Salusex-Unisexsida a 1.024 jóvenes universitarios, los consultados sitúan en un 19 sobre 100 su riesgo de contagiarse. A su vez, los porcentajes de uso sistemático (siempre) del condón en diferentes prácticas sexuales es bajo: 35,2% en coito vaginal, 4,9% en sexo oral y 7,8% en anal. El uso en pareja estable es menor (25,7%) que si es esporádica (36,4%), y también es inferior cuando se ha consumido alcohol u otras drogas (25,2%).

Y esto a pesar de que, en general, los jóvenes son conscientes de la fiabilidad del preservativo como método de barrera para la prevención del VIH. Un 67% lo ve un método muy fiable y un 82% valora la enfermedad como grave o fatal. Solo un 1,2% la califica de leve.

El también decano de Ciencias de la Salud considera, asimismo, «preocupante» que solo el 5% de estudiantes se haya hecho expresamente la prueba de detección de anticuerpos mientras que el 74% no se la ha realizado jamás. Incluso un 52,4% ni siquiera sabría dónde se la podría efectuar.

Percepción

Si esto pasa con los jóvenes que cursan estudios superiores ¿qué sucede con la población en general? María José Calero, psicóloga y coordinadora de programas de la asociación Casda de Castelló, señala: «El problema es que no todo el mundo se considera persona de riesgo, es decir, la gente sigue pensando que son colectivos los que se pueden infectar, cuando no es cuestión de esto, si no de prácticas, es decir, relaciones sexuales sin protección».

«Del VIH te puedes infectar y no presentar síntomas hasta que pasan 8-12 años», añaden desde Casad. «Un porcentaje muy alto de personas se entera años después, cuando ya la enfermedad da síntomas», advierte Calero. De hecho, según el Plan Nacional sobre el Sida, el 47,6% de los nuevos casos detectados en España presentó un diagnóstico tardío, resalta Ballester, quien añade que más del 80% de las nuevas infecciones se derivaron de conductas sexuales».

Hascerse la prueba del sida

Por ello, abunda Ballester, «hay que incidir en el hábito de realizarse las pruebas de detección de anticuerpos cuando se sabe que se ha realizado una práctica de riesgo». Algo en lo que coincide Casda: «Los tratamientos antiretrovirales son muy buenos; no dan efectos secundarios, con lo que las defensas se mantienen bien y la esperanza de vida es similar a la de una persona no infectada». En estas personas, la carga viral se convierte en indetectable y no puede transmitir la infección. Esta sería la mejor prevención», señalan desde Casda, aunque añaden que el problema del VIH sigue siendo social, de estigma y de discriminación».

El covid y el sida

Para el director de la unidad Unisexsida de la Universitat Jaume I, Rafael Ballester, «no podemos relajarnos. La situación actual con la extensión del coronavirus puede conllevar el riesgo de olvidarnos de esta otra amenaza que sigue estando ahí, la de la infección por VIH». De hecho, la UJI ha lanzado una campaña de sensibilización a través de redes sociales y hoy instalará paneles informativos en los vestíbulos de las cuatro facultades.

Parafraseando el lema de la coordinadora autonómica Calsicova: «Hoy, más que nunca necesitamos seguir. Parece que con la otra pandemia que nos ha venido, todo ha quedado un poco relegado, pero el VIH sigue ahí», apunta María José Calero desde Casda. La asociación ciudadana contra el sida desarrolla en estos momentos todos sus programas preventivos con normalidad, como charlas en institutos, labor con personas que ejercen la prostitución, usuarios de drogas, hombres que tienen sexo con otros hombres, la oficina orienta...

Casda también sigue realizando pruebas de detección de VIH en su sede. «Lo que no hemos hecho este año y nos habíamos planteado era incluso tener un proyecto con la Universidad para hacerlas allí o en la semana de la prueba».

No obstante, Calero matiza que «la pandemia nos ha afectado a todos; en marzo, nos vimos confinados y tuvimos que hacer un trabajo muy diferente al que veníamos haciendo». Así, después de la segunda semana de que se decretara el confinamiento, empezaron a repartir alimentos en las viviendas de las personas que por culpa de la crisis se vieron imposibilitadas de trabajar y también fueron a recoger medicación antirretroviral para quienes tenían miedo de salir porque podían estar inmunodeprimidos. No obstante, matiza que no han tenido prácticamente gente con la que trabajan que se haya visto infectada de coronavirus.

Sobre el impacto que tendrá el covid en el VIH, apunta: «Supongo que este año es posible que cambien las cifras, si la gente se ha podido mover menos o ha tenido durante un tiempo menos posibilidades o reducirse los contactos, sobre todo en el confinamiento».