No es un enemigo nuevo para la citricultura de Castellón, pero cada vez es más poderoso. Se trata de Sudáfrica, que ha cerrado el 2020 con un incremento tanto de la producción --derivado de que tiene cada vez más plantaciones-- como de las exportaciones hacia Europa que amenaza a los productores provinciales, sobre todo al comienzo de la campaña.

Las estadísticas del Observatorio de Cítricos de la Unión Europea marcan que durante el pasado año, las importaciones de naranja sudafricana en la UE alcanzaron las 450.000 toneladas. Una importante subida respecto al ejercicio anterior, en el que no se superaron las 400.000. En la campaña 2016/2017, por ejemplo, no se llegaron ni a 350.000.

Este aumento está directamente relacionada con que cada vez hay más terreno en Sudáfrica dedicado al cultivo de cítricos, más de 95.000 hectáreas según los datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA). Solo un año antes había 86.000.

«Todo lo que sea un aumento de producción y de plantaciones de híbridos tardíos y de variedades de naranja tardías en ese país puede suponer un efecto negativo sobre nuestras producciones al inicio de campaña», explica el secretario general de la Unió de Llauradors, Carles Peris.

La tendencia que se adivina es que desde ese país se va a destinar más producto a la UE, «ya que es un mercado atractivo para ellos». «Volveremos a tener problemas, ya que es donde exportamos más del 94% de nuestros productos», dice Peris. «Te hace daño en septiembre y octubre, e incluso en noviembre, con el almacenamiento que puedan acumular los importadores. Ellos colocan producto solapando el nuestro en un momento en el que el consumo en Europa no es alto», indica Peris.