El CD Castellón sigue cosiendo su proyecto en Primera RFEF. Con el cuidado que solo los buenos modistas ponen en su trabajo, sin las prisas que nunca son buenas en cualquier ámbito y no dejándose influir por la inflación de los primeros momentos del mercado. A mitad de camino entre el equilibrio económico y la contratación de futbolistas que hagan del equipo albinegro un bloque competitivo. En esa planificación existe un nombre que figura al margen del resto: Pablo Hernández. Ese tema se sitúa al margen del trabajo de la dirección deportiva y depende, única y exclusivamente, del presidente. Montesinos lleva días, incluso semanas, intentando convencer a Pablo de que a sus 36 años, concluir su carrera en el Castellón es una buena opción para él, después de abandonar su ciudad cuando era apenas un adolescente para iniciar una exitosa carrera profesional en la que llegó a ser internacional absoluto.

La oferta del Castellón está documentada y plasmada en un documento que ya obra en poder del jugador. El club le ha planteado una propuesta muy importante en el aspecto económico en lo que supondría una apuesta importante para que Pablo fuera el jugador franquicia en el Centenario de la fundación del CD Castellón. Al margen se le ofrecería un contrato con un mínimo de dos años.

Con el posible fichaje de Pablo Hernández, Sergi Escobar tendría ese futbolista que marca diferencias en ataque y que ejercería un liderazgo deportivo en el vestuario, después de su dilatada trayectoria futbolística. En lo deportivo no tiene nada que demostrar después de haber rendido a un alto nivel con el Leeds United. De hecho, Pablo dispone de varias ofertas en España y fuera del país para continuar su carrera.

Ahora es Pablo quien tiene que deshojar su propia margarita y decidir si al margen de su vinculación como accionista, también se erige en impulsor del proyecto dentro del terreno de juego. El jugador se ha tomado unos días para decidir acerca de su futuro. No es fácil su tesitura, porque lo sentimental (el Castellón) se interpone en lo profesional (ofertas de mayor categoría deportiva y económica). Mientras, el club continúa trabajando, pero a la espera de la respuesta de Pablo Hernández, porque el sí o el no del jugador condicionan la planificación. Si Pablo deshoja la margarita y apuesta por el Castellón, Sergi dispondrá de un delantero de primer nivel o un mediapunta, incluso extremo, que le daría un plus al Castellón en su juego ofensivo, la principal carencia que tuvo el equipo en Segunda A o, por lo menos, una de ellas.

Pablo debe decidir en los próximos días. Su padre Alfonso Hernández, que ejerce la vicepresidencia del club, su gran amigo Dealbert, sus amigos, todos le están intentando convencer para que se ponga la camiseta albinegra y escuche el pam pam orellut cada 15 días en Castalia. Sería un gran catalizador emocional y deportivo para la afición albinegra, fiel siempre a su equipo. Pablo tiene la palabra, pero ahora lo que era una quimera, una utopía inalcanzable, ha pasado a ser un sueño y ya se sabe que los sueños, si los deseas mucho, acaban cumpliéndose.