A las 19.22 horas de la víspera del Centenario, el CD Castellón anunciaba la firma de la venta del club. Lo hacía con un escueto comunicado, emplazando a la rueda de prensa oficial de esta miércoles (11.00 horas, en el Estadio Castalia), donde se anunciará el nombre del comprador. Mediterráneo ya puede confirmar su nombre, como adelantó en su edición digital: el griego-canadiense Haralabos Voulgaris, quien, a sus 47 años, posee una fortuna ganada aplicando el big data en el póquer y la NBA (durante varias temporadas llegó a ostentar un importante cargo en los Dallas Mavericks).

«El Club Deportivo Castellón quiere comunicar que el accionista mayoritario de la sociedad, Capital Albinegro, ha alcanzado un acuerdo para la venta de sus participaciones», encabezaba el comunicado. «La compra-venta ha sido formalizada esta tarde en una notaría de València tras la preceptiva autorización de la operación por parte del Consejo Superior de Deportes», añadía. «La nueva propiedad comparecerá mañana ante los medios de comunicación en una rueda de prensa que tendrá lugar a las 11.00 horas en el Estadio Castalia», concluía.

El culebrón de la venta del Castellón llega a su fin. Vicente Montesinos, después de llegar a mantener varias negociaciones abiertas, como con Gustavo Ranucci o Maxi López entre otros, llega a un acuerdo muy importante con la venta de sus acciones al millonario empresario canadiense, que ha contratado a varios analistas en España para un completo análisis de la entidad, ciudad...

Después de darle muchas vueltas, el hasta ahora presidente y máximo accionista del Castellón ha optado por la opción del inversor norteamericano porque le transmitía más solvencia. Voulgaris viene con la idea de meterse de lleno en esta aventura, afrontando importantes proyectos para el club, como la construcción de una ciudad deportiva, entre otros.

Se aparta

El hasta ahora máximo accionista de la entidad dejará la presidencia y cualquier función en el club, al que lideró desde el 2017. El nuevo propietario ejercerá la s funciones de nuevo presidente y CEO del Castellón.

Con esta operación se pone fin a una larga etapa de transición y se abre una nueva y ambiciosa etapa en una entidad que hoy mismo celebra su gala del centenario. Y lo hará con esta magnífica noticia para el club, ya que Voulgaris viene avalado por su incuestionable poder económico y por las ganas de dejar su huella en España.

La confirmación oficiosa

El Castellón alude al principio de confidencialidad para no anunciar todavía el nombre del comprador. Fue el periodista Marc Stein (con casi 1,5 millones de seguidores en redes sociales y colaborador de New York Times, el Washington Post...) el primero que relacionó a Haralabos Voulgaris con la compra del club albinegro. Además, la cuenta oficial del Castellón en Twitter es reciente seguidora de la del nuevo propietario de la entidad, que ayer aprovechaba sus últimas horas de relax desde un impresionante rincón de la Costa Amalfitana, en Italia.

El perfil del comprador

Haralabos Voulgaris es el nombre del nuevo propietario del CD Castellón, que se anunciará oficialmente este miércoles en la rueda de prensa del Estadio Castalia, a partir de las 11.00 horas.

Griego-canadiense de 47 años, Voulgaris hizo fortuna apostando de manera profesional en partidos de la NBA e, incluso, llegó a ser la mano derecha de Mark Cuban en los Dallas Mavericks de Luka Doncic, uno de los clubs punteros e innovadores de la liga estadounidense.

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Voulgaris comenzó su trayectoria ascendente a principios de los 2000 y llegó a apostar un millón de dólares por partido en la NBA, requiriendo incluso la ayuda de genios matemáticos. Su alto porcentaje de acierto hizo que, en octubre del 2018, Cuban lo contratara como Director de Investigación y Desarrollo Cuantitativo de la franquicia texana. Sin embargo, el pasado año, entre otros motivos por su mala relación con la estrella eslovena, dejó el equipo de Dallas.

Su fortuna está tasada en más varios miles de millones de dólares (cifra cercana en euros, debido a la paridad alcanzada en los últimos días), que ha amasado con el juego (puede ganar tres millones de dólares en una partida de póquer), aunque también con la aplicación del big data, un terreno que tan bien conocen los norteamericanos, tan amantes de las estadísticas y de aplicar complejos programas informáticos y algoritmos al mundo del deporte más profesional que existe.