CD CASTELLÓN

La crónica de la Copa del Rey | El Castellón tumba al Oviedo en otra noche memorable (2-1)

El equipo de Dick Schreuder borda el fútbol con diez supuestos suplentes y supera al Real Oviedo en Castalia con goles de Suero y Gronning

Israel Suero celebra el primer gol del CD Castellón ante el Oviedo en Copa del Rey.

Israel Suero celebra el primer gol del CD Castellón ante el Oviedo en Copa del Rey. / ERIK PRADAS

Enrique Ballester

Enrique Ballester

En apenas unos meses, Dick Schreuder ha construido algo de veras memorable. El equipo de nuestras vidas. Un Castellón que te hace feliz cuando gana, y un Castellón del que sentirte orgulloso cuando pierde. La segunda ronda de Copa, el merecido 2-1 sobre el Real Oviedo, abundó en la grandeza de este viaje. El Castellón, que formó de entrada con diez mal llamados suplentes, fue ante un rival de Segunda División un equipo tenaz, ordenado y valiente. El líder de Primera RFEF fue a la vez cerebral y apasionado. Fue lo que está siendo toda la temporada: una experiencia fascinante.

Lo primero que quedó claro fue un mensaje: la afición tiene ganas de Copa. Uno puede decir lo que sea, puede apuntar que la prioridad es la Liga y el ascenso directo, puede incluso pensarlo durante la semana, pero cuando sonó el pitido inicial, o antes incluso cuando sonó el himno a capela, quedó claro en Castalia que la gente quería ganar, porque así lo dictaban las entrañas.

El Castellón interpretó enseguida el mensaje. Castalia jaleó la primera ayuda defensiva de Iago, la primera maniobra de Traoré, la primera caída de Suero y la primera presión alta de Antón como si le fuera la vida en ello. Solo se habían jugado dos minutos y Castalia bullía como en las grandes noches, con la yugular marcada y el colmillo goteando de sangre.

Puro fútbol, puro Castellón y pura Copa del Rey. Enfrente, el Oviedo demostró pronto que habita una casa más grande. Castigó los desajustes iniciales del Castellón con malicia, obligando al lucimiento al portero Schwake. Ocurrió casi siempre a la espalda de la zaga, y después de fallos en la medular en un par de pases fáciles, pero Alemao y Sesé no acertaron, y el Castellón tomó aire.

Los futbolistas del Castellón celebran un gol.e

Los futbolistas del Castellón celebran un gol. / ERIK PRADAS

La acción

El paisaje cambió a partir del minuto 20. Más o menos, entonces. El ariete Gronning empezó a ganar duelos y a aliviar problemas en la salida y a su alrededor se fueron entonando todos los chavales. Traoré demostró personalidad para superar un inicio titubeante y anudó las piernas de su par, una y otra vez, como un extremo volador de los de antes. Libre y danzante, Traoré asistió primero a Gronning (fuera) y Suero (madera), antes de obligar a un despeje sobre la línea y al fin, en el minuto 40, provocar el deleite.

Porque Traoré alumbró el 1-0 en otra cabalgada salvaje. Suero, también de zurda y en el área, aseguró el gol para coronar una jugada trenzada y directa con el sello del profeta Schreuder.

En trance

A esas alturas ya había quedado más que claro lo sustancial. Este equipo tiene alma. Coraje. Da igual quien juegue. Da igual que sea el primer titular o el último de los menos habituales, Castalia disfrutó con cada disputa, cada pugna y cada lance, igual que se goza con un caño, un chut o un regate en un primer tiempo sobresaliente.

Del césped a la grada y de la grada al césped. Ir a Castalia es lo más divertido que se puede hacer ahora mismo en la ciudad. Cero dudas: por si las había ahí emergió el trepidante inicio del segundo tiempo. En el minuto 49, después de un robo, Villahermosa plantó a Gronning frente al portero y este definió con precisión cirujana.

El penalti

En pleno delirio, con el 2-0 en el marcador, se produjo una escena que ejemplifica que el nivel de confianza del equipo de Schreuder. El Castellón cobró una falta en la medular y, lejos de frenar el juego, Iago Indias la sacó rápido a la izquierda. La osadía tuvo premio: Traoré provocó un penalti en la enésima travesura en el alambre. 

La alegría quedó incompleta porque el meta Braat desvió el disparo de Moyita desde el punto de penalti. El duelo se iba a apretar todavía más porque, en el columpio del desmadre, Alemao recortó para el Oviedo en el minuto 56, en una jugada llena de rebotes.

Al ataque

Con el 2-1, Luis Carrión, el entrenador visitante, olió la sangre. Seoane, Colombatto, Borja Bastón... Cada carta que ponía sobre el tapete pesaba más en el verde. Pudo empatar el Oviedo, sobre todo hasta que llegó la réplica de Schreuder. En un tramo peligroso, la tuvo Seone, la tuvo Sebas Moyano y la tuvo Borja Bastón tres veces. Con un punto de ayuda divina el Castellón se salvó del empate, y del resto se encargó Schreuder.

Ya habían entrado Julio Gracia y Jeremy de León, y no tardaron en hacerlo Alberto y Medunjanin. El equipo ganó empaque porque todos aportaron, incluido Jeremy, visiblemente afectado al principio por los silbidos del respetable. El quinto y último cambio, además, estuvo a punto de sentenciar el triunfo en el minuto 92, pero el disparo de Manu Sánchez se topó con el larguero.

No importó, ya no se acuerda nadie. El Castellón y Castalia abrocharon la victoria en un ejercicio colectivo encomiable. El equipo pone el juego y la afición pone el resto. A la siguiente fiesta de Copa estará invitado un Primera. Visto lo visto, habrá que acudir en traje.