La transformación del modelo energético en la Unión Europea, mediante el cambio de los combustibles fósiles a fuentes renovables, es fuente de un intenso debate en diferentes niveles. Tanto por las afectaciones paisajísticas y medioambientales como por la falta de tecnologías lo bastante maduras para su implantación. En este debate tercia ahora el director general de la patronal de las renovables de la Comunitat Valenciana (Avaesen), Pedro Fresco, quien advierte del riesgo de deslocalización de las fábricas de cerámica de Castellón en el caso de que los planes pendientes en la provincia y en la Comunitat no aceleren.
No hay nuevos proyectos
En un artículo publicado en la revista de la Asociación de Técnicos Cerámicos (ATC), Fresco afirma que, sin la descarbonización, «la industria cerámica tardará más o menos tiempo, pero acabará migrando». Para ello, hay que instalar renovables «en la provincia de Castellón o en las provincias con las que actualmente tiene buena conectividad eléctrica, como Tarragona o Valencia; y la cosa no va bien, porque ni en Castellón ni en Valencia ni en Tarragona se están instalando renovables en los últimos años, y las centrales nucleares de Tarragona y Valencia cierran en una década».
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El directivo de Avaesen señala que la industria «se irá hacia aquellas regiones que sí tengan las infraestructuras necesarias porque tienen la generación eléctrica», entre las que citó a Castilla-La Mancha o Aragón.
Alternativas
En su análisis, Fresco mencionó que hay tres alternativas para descarbonizar la energía: el biometano, la electrificación o el uso de hidrógeno mediante fuentes renovables. Descarta la primera, porque los «más de 14 teravatios hora que consume la cerámica de Castellón son mucho más que la capacidad máxima de producción de biogás de toda la Comunitat; podrá ayudar, pero no lo podrá hacer todo».
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Las otras dos opciones necesitan electricidad. «Estamos acostumbrados a que nos llegue generada en otras regiones mediante combustibles que vienen de otros países, pero el futuro no va a ser así», comenta, ya que cada vez importará más que la generación se acerque al punto de consumo. «Para consumir hidrógeno hay que tener el electrolizador y la generación renovable cerca», destaca. Y quien genere más energía, más posibilidades tendrá de atraer a la industria, argumenta.
Por eso, quiere «las renovables en mi tierra, por cuestiones éticas y cumplir con nuestra responsabilidad internacional, pero también para garantizar la industria actual y atraer otra nueva».
Estudio de Ascer
El desafío sobre la energía también se puso de manifiesto en un estudio presentado por la patronal cerámica, Ascer, en el que se ponía de manifiesto la dificultad de dar el salto a la electrificación con la tecnología actual.
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Por eso se apunta a la necesidad de flexibilizar plazos y tener el acompañamiento de las administraciones para acometer unas inversiones muy costosas. El estudio señaló que pasar al hidrógeno supondría duplicar los precios del producto final, con el consiguiente impacto en la competitividad.