Una de las polémicas más arraigadas en el bou per la vila es si el toro embolado sufre o no. A este respecto, Mediterráneo ha hablado con un embolador de la Vall d’Uixó Alejandro Giménez, quien ha explicado que “el toro embolado no sufre, ya que se ha mejorado mucho la técnica y no se queman en ningún momento, puesto que el fuego no gotea y no le cae nada a los ojos”.

Además, ha añadido que “el único problema es que el animal, durante la primera vez que se le ponen bolas, nota algo diferente en la cabeza y entonces se pone nervioso y pega cabezazos, pero cuando ya lo han embolado más de una vez, se dirige automáticamente al pilón solo porque ya está acostumbrado”. Asimismo, Giménez ha comentado que “los astados salen como una bala porque se han habituado a este proceso”. En la misma línea, mantuvo que “lo esencial es que se tenga en cuenta que el rey de la fiesta es el toro y no debe sufrir. Pueden haber detractores de esta tradición, pero primero se debe entender del tema”. H