Las vacas de Partido de Resina llegaron a Almassora con ganas de jarana. Y con ese ánimo protagonizaron el encierro con el que la localidad inauguró ayer la semana taurina del Roser. Un acto patrocinado por la peña El Porrat con motivo del 40º aniversario de su fundación que no estuvo exento de incidentes en los más de cinco minutos de duración.

Pasaban varios minutos de las 11.30 horas cuando Charra, Quiteña, Rayita, Rosalera, Escribana y Lapicita partieron desde la zona del Portal. Era el inicio de una carrera que se desarrolló en un recorrido más corto y en dirección contraria al habitual del encierro de toros cerriles en el municipio.

Los animales recorrieron los primeros metros agrupados por la calle San Vicente, pero poco duró esta colocación de la manada. A la altura de Ca la Vila una vaca quedó rezagada mientras otra resultó lesionada por una caída y causó baja de la carrera. La vacada siguió hacia La Picaora, Colón y San Joaquín disgregada. De hecho, solo dos animales entraron a la plaza Mayor por la calle Sant Roc junto a los cabestros. Las tres vacas restantes fueron llegando a la arena durante los cinco minutos siguientes.

Un espacio de tiempo que resultó caótico cuando varios ejemplares intentaron colarse por los barrotes. Aficionados y colaboradores taurinos estuvieron al quite para reconducir la situación, en la que se vivieron varios sustos, y conseguir encerrar a los animales en los corrales.

A partir del mediodía se exhibieron cuatro vacas con la plaza Mayor cerrada, que dieron juego a los numerosos rodaors que quisieron probarlas, entre ellos la recortadora Paula López, a la rodada, y Andrea García, que se atrevió al quiebro. También el torero local, Jonatan Varea, que se cortó la coleta en la Feria de Julio de València, volvió a su feudo.

El encierro de vacas cerriles también contó con la colaboración del grupo de peñas de El Rollet, l’Emboscà, La Kurda, La Fuga, Travessa, l’Artiste, Divisa, Xascà, Katrava y Fragua.