Benicarló comienza los trabajos del proyecto urbanístico del tramo urbano de la antigua N-340, el primer paso para la transformación del vial en un bulevar. El ámbito de actuación afecta a 2 de los 7 kilómetros de titularidad municipal y comprende el espacio que va desde el cuartel de la Guardia Civil a la calle Vinaròs.

Las obras, adjudicadas a la empresa Binaria Compañía General de Construcciones SL por un importe de 697.052,73 euros (IVA incluido), consistirán en la construcción de cuatro rotondas, la reducción de la anchura del vial, habilitar un carril bici y la iluminación de todo el tramo.

Los trabajos se desarrollarán en cuatro fases y han comenzado por el tramo que va desde el antiguo parque de bomberos a la calle Ulldecona, considerado el más peligroso y donde hace dos años se produjo un accidente mortal. Así, la rotonda de Puig de la Nao será la primera en construirse y, actualmente, están procediendo a la señalización de la zona y al desvío del tráfico rodado, de forma que quedará reducido a un único sentido de circulación para los vehículos que van en dirección sur (hacia Peñíscola) y los que se desplazan en dirección norte (hacia Vinaròs) deberán desviarse por delante del cementerio y acceder a la N-340 a través de la vía de servicio.

Comienzan así una de las obras más esperadas y cuya finalidad principal, como aseguró la alcaldesa de Benicarló, Xaro Miralles, «es aumentar la seguridad», que es lo que más les «preocupa». Miralles justificó la demora «por algunas diferencias de criterio con la adjudicataria». Asimismo, aprovechó para «pedir disculpas por las molestias que puedan causar las obras, pero son necesarias». La munícipe explicó que la primera fase «se ejecutará en dos meses y está previsto que en Fallas esté terminada y no dificulte el acceso a la localidad de todos los turistas» que les visitan. «Y para la Fiesta de la Alcachofa, en enero, se señalizarán todos los accesos alternativos», confirmó.

Una vez culminada la primera etapa acometerán la segunda (entre la calles Ulldecona y San Francisco) y, posteriormente, la tercera (entre la calle San Francisco y el camino Mallols) y la última (del camino de Mallols hasta el cuartel de la Guardia Civil).

El nuevo vial tendrá dos zonas diferenciadas, una para la circulación de vehículos, con carriles en ambos sentidos de tres metros de anchura, y otra para peatones y bicicletas. Las dos áreas estarán delimitadas con separadores e instalarán alumbrado público por el lateral de la calzada. También reforzarán la iluminación en las cuatro glorietas.