Que la superpoblación de jabalíes se está convirtiendo en un problema en Castellón lo ponen de manifiesto tanto los diferentes accidentes de tráfico que se han producido durante los últimos meses como los destrozos que provocan en campos o parajes urbanos como el Termet de Vila-real. Los riesgos que comportan para las personas, para la agricultura y para el propio ecosistema justifican la autorización por parte de la Generalitat de batidas controladas como las que se están llevando a cabo este fin de semana en Onda y la Vall d’Uixó.

En el primer caso, como indicó la Policía Local, la intervención se produjo ayer en los parajes del Asud de Artesa, Marimón y las Minas de Ricardo Álvarez.

MENOS BATIDAS POR EL COVID

En la Vall d’Uixó, los cazadores estarán hoy en las zonas de El Frontó, Font de Cabres, Racó Cirers, Mines de Terreta, Penya Morruda, Collao de Mena, Penyes de Mondragón y la parte norte del castillo.

Todas las sendas y caminos de acceso han sido convenientemente señalizados advirtiendo del riesgo y la Policía Local ya advirtió ayer que «no se podrá hacer senderismo o actividades de naturaleza» en todo ese entorno.

El presidente de la sociedad de cazadores de la Vall, Jesús Martínez, explicó que, en condiciones normales, desde septiembre a febrero (periodo autorizado en la Comunitat cada temporada), en el municipio se organizan 10 batidas para controlar poblaciones, consensuadas con clubes deportivos para hacer compatibles todas las actividades, aunque este año, como consecuencia de las restricciones por la pandemia del covid-19, no se han podido hacer tres de las previstas, lo cual justificaría que haya más animales de lo normal.

El concejal de Sostenibilidad, Fernando Daròs, explicó que en la Vall no se han visto en el casco urbano, pero sí en fincas agrícolas donde provocan destrozos.