Hoy en día, 50 años después de la apertura de la discoteca Bemol en Moncofa, sigue habiendo muchos vecinos que aún la recuerdan. Fue una sala pionera, ya que a principios de la los 70 solo había otra discoteca como tal en Castellón y el concepto que imperaba todavía era el de bailes con orquesta y guateques. Ofrecía a los clientes música techno de lo más actual en aquella época, muy vanguardista, a la que se unían un gran número de espectáculos que formaron una combinación tan atractiva que convirtieron a este espacio en un punto de encuentro de muchas personas no solo de Moncofa, sino de localidades del resto de la provincia e incluso también de Valencia. 

La historia del local comienza en 1971, cuando sus propietarios, los hermanos Paco y Fina Flich, se animaron a construir un recinto de ocio en una vivienda de la familia. «Para mi sorpresa, venía gente de toda la comarca, porque entonces no tenían discotecas. Recuerdo que al principio teníamos unos aparatos de aire acondicionado que no daban abasto de la cantidad de gente que venía», dice Paco, que abrió el negocio con 21 años tras lograr convencer a sus padres.

A la hora de bautizar al local, mucho tuvo que ver su prima. "¿Por qué no le pones Bemol, que es un nombre que está ligado con la música?, me recomendó". Y dicho y hecho.

Contacto con la música de América y EEUU

En los inicios de la Bemol, la música era de discoteca pura, pero hubo un hecho que la haría cambiar de estilo. Su fundador se fue en 1976 a vivir unos meses a América y EEUU y aprovechó su estancia para conocer cómo eran sus locales de ocio nocturno, «mucho más adelantados» . Hizo amistad con un deejay que tenía una emisora de música, por lo que las discográficas le enviaban LP y singles de lo que en teoría iba a tener éxito en un futuro. Y, claro, ese contacto hizo que, al volver a Moncofa y empezar a recibir discos promocionales que le enviaba su colega, Flich pondría en su establecimiento canciones inéditas que no le sonaban a nadie. «Algunas tuvieron más éxito que otras, pero la Bemol también ha sido pionera en pinchar discos con temas que a España llegaron meses o años después», recalca.

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GALERÍA | Así eran las inolvidables fiestas en la discoteca Bemol de Moncofa Miguel Ángel Sánchez

En Moncofa se ponía mejor música que en discotecas de renombre de Valencia

Paco Flich - Dueño de la Bemol

A los pocos años, empezaron a haber en España casas de discos de importación. "Por eso yo sé que en Moncofa se ponía mejor música que en discotecas de renombre de Valencia. Había clientes que en ocasiones no eran conocedores de estos discos, eran primicias y que tenían éxito en América, y yo poco a poco los fui introduciendo aquí en cierta manera por medio de la Bemol", destaca Flich.

Punto de encuentro

Y es que esta discoteca no fue solo un espacio para escuchar música en una infraestructura diferente a las del momento (hay que destacar en la mayoría de localidades seguían con bailes con orquesta o guateques), sino que también fue un punto de encuentro de muchas personas que se conocieron en su pista y más tarde fueron pareja, llegando en muchos casos a ser matrimonio. "Yo tengo claro que venían las chicas del pueblo e iban conociendo a jóvenes de otras localidades e inevitablemente podías comprobar cómo iban cuajándose las amistades, era muy bonito", repasa.

Esta función social venía reforzada por la amplia variedad de actividades que acogía, desde espectáculos como Jesucristo Superstar, Juan Camacho o Dolores la Terremoto, hipnotizadores o monólogos, por lo que podía competir perfectamente con los shows que se celebraban en Valencia. Flich añade que apareció un cliente que era coreógrafo y se prestó hacer coreografías: "Yo me encargaba de la música y el programaba los espectáculos".

El incendio, el principio del fin

El declive de la Bemol empezó el 9 de agosto de 1978, cuando hubo un incendio y la discoteca se quemó. Todo fue debido a la imprudencia de la empresa que estaba trabajando en la sonorización de las paredes. El conflicto judicial hizo que la sala estuviera dos años sin abrir. Tiempo suficiente para que municipios colindantes ya contasen con sus propias discos, como Yucas (Burriana), Lordship (la Vall d’Uixó) o Disco 47 (Almenara), lo que ya supuso una enorme competencia. «Rehabilitamos la Bemol y siguió funcionando, aunque fue muy complicado recuperar a los clientes, que ya tenían la costumbre de ir a otras salas durante los dos años que no pudimos abrir», apunta Flich. A pesar de las dificultades, recuperó el éxito que tanto la había caracterizado.

Por último, Flich destaca que, como no había ordenadores, toda la cartelería la creaba él y la llevaba a la imprenta. Las fiestas siempre las anunciaba con mucha antelación. "Había fiesta blanca (lo que ahora sería una fiesta ibicenca), fiesta del maquillaje, fiesta de disfraces... Más allá de ser una de las primeras en abrir, "el contenido de la discoteca también era pionero, porque hoy en día y 50 años después de la apertura de la Bemol, se están programando y celebrando espectáculos con la misma línea que los que se celebraron en esta discoteca durante los 21 años que estuvo abierta", ya que en el año 1992 cerró definitivamente la página de su historia.